Hubo un ligero matiz reivindicativo, la situación no está para
florituras, de ahí que el presidente de la CAEB, Josep Oliver,
metiera el dedo en la llaga, pero sin hacer sangre. Estaba claro
que la cena de gala para conmemorar el 25 aniversario de la
patronal iba a transcurrir sin aspavientos, tensiones y en un clima
«muy distendido».
Estuvieron «todos», hasta los ausentes, y la clase política
estuvo a la altura de las circunstancias. Francesc Antich, Maria
Antònia Munar y Joan Fageda pusieron la pincelada y hasta el color,
por aquello de dejar claro que ante todo y por encima de «todo»
está el reconocimiento público de lo que es y representa el mundo
empresarial para la economía de una región tan peculiar como la
balear, que se sustenta en el sector servicios.
La entrega de placas, 64, se complementó con las que el Govern,
Ajuntament de Palma, Consell Insular de Mallorca y el Parlament
entregaron a la patronal. El «fair play» estaba servido, pese a que
algunas caras y determinados desencuentros en los accesos al Pueblo
Español evitaron situaciones delicadas. Hay resquemor en algunas
sectoriales con el mundo político y más valía hacerse el sueco.
En esta ocasión no hubo triquiñuelas protocolarias para presidir
el acto, dado que el anfitrión lo había dejado más que «clarito»,
de ahí que las máximas autoridades políticas llegaran al recinto
relajados y sin un discurso bajo el brazo para ganar «adeptos»,
aunque, como siempre, siempre es más interesante llegar el
último...
La banca tampoco se quiso perder la fiesta, para eso viven «por
y para» conseguir la mayor cuota de mercado en el segmento de
empresas, capitalización y financiación. Buen rollito entre
banqueros y empresarios, pese a la reducción de márgenes habidos en
2002, de ahí que Oliver manifestara el nivel de preocupación
existente, pero eso es otra historia que no convenía analizar,
«pero sí ser consciente de la realidad y de sus consecuencias».
Sin comentarios
Para comentar es necesario estar registrado en Ultima Hora
De momento no hay comentarios.