El estudio elaborado por el Govern para solicitar la declaración de
obligaciones de servicio público del transporte en Balears pone en
evidencia las grandes diferencias de tarifas de los vuelos
interislas y el coste de los vuelos que cubren las rutas en
Canarias. Según dicho estudio, que obra en poder de este periódico,
los ciudadanos de Balears pagaban en octubre del pasado año una
media de 84 euros por viajar entre Palma y Maó, aunque en esta
cantidad no están incluídas ni las tasas ni los descuentos para
residentes.
Los aviones que cubren el trayecto entre Palma y Maó recorren
120 kilómetros. Sin embargo, los residentes en Canarias apenas
abonan 43'27 euros por la ruta que enlaza Las Palmas de Gran
Canarias y Tenerife, que cubre una distancia de 141 kilómetros. Es
decir, los ciudadanos de Balears pagan el doble que los habitantes
de Canarias para realizar el mismo recorrido en avión, con la
diferencia de que algunos trayectos Palma-Maó y Palma-Eivissa no
están garantizados durante los meses de invierno. La empresa
«Sener», redactora del estudio que el Govern presentará ante el
Ministerio de Fomento, recalca que «las tarifas de los trayectos
aéreos interbaleares son significativamente superiores
(prácticamente el doble) a las tarifas de los trayectos
intercanarios de longitudes superiores».
El mismo informe señala que en Europa y Estados Unidos las rutas
de características similares a las interislas de Balears son
operadas mayoritariamente con aviones turbohélices ya que, aunque
ofrecen un nivel de comodidad inferior y un nivel de seguridad
similar, producen unos costes inferiores a los reactores. «La
inseguridad en cuanto a la regularidad del servicio -señala el
informe encargado por el Govern-, los problemas puntuales de la
falta de capacidad y las tarifas elevadas han provocado protestas
sociales, así como la intervención del Pueblo, la del Govern y de
la PIME, solicitando la declaración de obligaciones de servicio
público».
El mismo estudio considera que el sistema de transporte aéreo
interbalear puede tipificarse como de «tráfico cautivo», aunque la
demanda de los dos corredores -Palma-Eivissa y Palma-Maó- es muy
similar (próxima a los 275.000 pasajeros) y varía muy lentamente.
«Frente a una demanda estacionaria, desde 1997 la oferta ha sido
muy variable en operadores, tipos de aviones, capacidad y
frecuencia, creando cierta inseguridad en los usuarios en cuanto a
la regularidad del servicio», apunta Forest. Dicha empresa
consultora considera que «aunque las ocupaciones anuales medias no
sean excesivas se presentan problemas puntuales de capacidad de
primera hora de la mañana, a últimas horas de la tarde, en fines de
semana y puentes».
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