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Faltan sólo tres días para que los más pequeños de la casa reciban sus regalos de manos de los Reyes Magos de Oriente. La emoción de estos jóvenes bajitos está a flor de piel; esperan con ansia y sobre todo con mucha ilusión ese día tan especial. Muchos, por no decir todos, ya han escrito la tradicional carta a los Reyes Magos, especificando los juguetes que desean este año.

Desde que empieza la campaña publicitaria de juguetes a mediados de noviembre, hasta que termina el día 6 de enero, las cabecitas de los niños no dejan de confeccionar listas y cartas en las que expresar, a sus Altezas de Oriente, sus ilusiones y preferencias. Entretanto, los Reyes investigan buscando el regalo perfecto, la manera de reducir una lista interminable, encabezada este año por los videojuegos de El Señor de los Anillos para los niños y por la muñeca Bratz para las niñas. Y es que la elección del tipo de juguetes depende, todavía hoy, del sexo del demandante.

Los niños se decantan por los coches teledirigidos, los videojuegos y equipamiento para distintos deportes como el fútbol o el baloncesto. En cambio las niñas prefieren las muñecas, kits de maquillaje, bordados o cocina, y ropa, mucha ropa para lucir guapa. Amalia y Sara Agius, de 8 y 6 años, visitaron ayer al Paje Real que se encuentra estos días en la puerta de El Corte Inglés de Avenidas, para informarle de sus solicitudes. Ambas han pedido lo mismo: unos pantalones de campana, un cubrecuco, una malla para gimnasia y una Bratz, el último reclamo en muñecas.

El exceso de regalos tampoco es bueno, porque los niños piden sin cesar y después no aprenden a valorar. Por esta razón, los Reyes Magos reducen la interminable lista de pedidos, cubriendo, eso sí, las ilusiones de los más peques. Muchos niños son conocedores de esta situación y por ello solicitan tres piezas contadas. Es el caso de las hermanas Adela y Ana Belén, que son parcas en su elección. La primera ha pedido el disfraz y la varita mágica de Cenicienta y Ana Belén un equipo de limpieza, una bicicleta y una muñeca.

Samantha Coquillat