Estaban inquietos, los voluntarios mallorquines que ayer debían
empezar a limpiar de chapapote la zona más próxima al faro del cabo
Vilán. A los 8 de la mañana desayunaban con prisas, porque no se
acababan de creer que ésa no sería su primera jornada de monos
manchados, a pesar de que les habían avisado que el Atlántico les
mandaba olas de más de siete metros como si fuera una advertencia y
pudieran comparar su poder con el del casi siempre plácido
Mediterráneo.
No se conformaron con las explicaciones y quisieron verlo con
sus propios ojos, y así comprobaron por qué a aquella zona la
llaman Costa da Morte.
Así que volvieron sobre sus pasos y se fueron de excursión
cultural y turística a Santiago, mientras que los de Protección
Civil, el jefe de seguridad del Govern, Herreros, el de operaciones
Joan Nicolau, el médico y los voluntarios que se ocuparán de la
intendencia se reunieron con el concelleiro Antonio Jesús Alonso,
para atar cabos de la organización y la estrategia a seguir por los
desplazados desde Mallorca. Además de la reunión para los detalles
técnicos y burocráticos, hicieron entrega al alcalde de 60
ensaimadas para ser distribuidas entre los voluntarios de las demás
autonomías. El detalle de tipismo fue propiciado por Tolo Güell, en
nombre de la empresa para la que presta sus servicios.
Ahora cabe esperar los pronósticos para hoy, que no son mejores
que los de ayer.
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