La multitudinaria manifestación partió, pasadas las seis de la tarde, de la Plaça d'Espanya. Foto: J. MOREY

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Unas 40.000 personas, entre 50.000 y 30.000, según la organización y la Delegación del Gobierno en Balears, recorrieron ayer las principales calles de Palma para rechazar una intervención en Irak y gritar «No a la guerra», en el transcurso de una de las manifestaciones más concurridas que se recuerdan en la Isla. Los organizadores de la marcha, la Plataforma per la Democràcia i la Globalització Social, recalcaron el «éxito» de la marcha, la «más grande vivida en Mallorca», y confiaron en que sirva para que el Gobierno español se replantee su apoyo a Estados Unidos en su decisión de atacar Irak, en palabras de su portavoz, Josep Juárez. Incluso el nuevo delegado del Gobierno en Balears, Miquel Ramis, reconoció que la manifestación había sido un «éxito», aunque lamentó que un grupo de manifestantes hubiera herido a un integrante del Cuerpo Nacional de Policía al tirar una piedra contra la fachada de la Delegación.

Pese a los incidentes que se produjeron frente a la Delegación del Gobierno la multitudinaria manifestación transcurrió con gran civismo, desde que se inició pasadas las seis de la tarde en la Plaça d'Espanya, hasta las 20.20 horas en que fue disuelta oficialmente en el Passeig del Born, después de que la periodista Cristina Ros leyera, por septima vez consecutiva el manifiesto unitario de la Plataforma per la Democràcia i la Globalització Social de Balears y después de que se llenara el Passeig del Born hasta siete veces, según los organizadores de la manifestación.

Previamente, y pese a la constante lluvia que no dejó de caer durante toda la tarde, y que en algunos momentos fue muy intensa, los manifestantes realizaron el recorrido coreando consignas de los más variadas, desde «No a la guerra»; «Un altra món és possible»; «Bush atura la guerra»; «Si a la paz»; «Morir pel petroli, guerra no»; «Esto nos pasa con un gobierno facha»; «No más sangre por decreto»; «OTAN no, bases fuera»; «Luego nos dirán que somos cinco o seis»; «No a la guerra imperialista» y continuaron lanzando proclamas contra los presidentes estadounidenses y español, y gritaron consignas por la paz. De hecho las proclamas de rechazo contra la acción militar se intensificaron a la llegada a la sede de la Delegación del Gobierno en Balears, custodiada por efectivos del Cuerpo Nacional de Policía, donde los manifestantes quemaron al menos dos banderas norteamericanas y ovacionaron el ondeo de una bandera blanca.