Los padres, Juan Jesús Rama y Carmen Benítez, y el agente Jordi Quintana posan orgullosos con la pequeña Nerea.

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Jordi Quintana, agente de la Policía Local de Inca, tiene cuatro hijos, pero nunca pudo estar presente durante el nacimiento de ninguno de ellos. El pasado viernes 14 no sólo estuvo presente en uno, sino que tuvo que realizar las tareas de una comadrona y ayudar a Carmen Benítez a dar a luz a su segunda hija en el propio domicilio familiar. La madre empezó a sentir fuertes contracciones justo cuando se había acostado en la cama, y en el momento en que su esposo Juan Jesús se disponía a acompañarla a un centro sanitario, ella se dio cuenta de que ya no daba tiempo. Una llamada al 061 sirvió para que los servicios de urgencia diesen aviso a la Policía Local de Inca por si podían llegar antes que ellos hasta el domicilio.

Y así fue. El agente Jordi Quintana llegó antes a la casa y así cuenta lo que se encontró: «La madre estaba sentada en la cama muy nerviosa, con las piernas apretadas y angustiada porque la cabecita de la niña ya asomaba». El agente asegura que «en ese momento me vinieron a la cabeza los conocimientos básicos que aprendemos durante los cursillos que realizamos; casi fue más difícil tranquilizar a la madre y al padre que el propio parto en sí».

Nerea Rama Benítez nació en el domicilio familiar a las 3 de la madrugada del viernes 24 de febrero en brazos del policía Jordi Quintana. Tanto la madre como ella fueron trasladadas rápidamente hasta el hospital de Son Dureta. La pequeña pesó 2'920 kilogramos y midió 50 centímetros.

Pasado el nerviosismo de aquella madrugada, la familia y el agente explican emocionados algunas anécdotas de lo que ocurrió en la casa durante el parto. Carmen, la madre, explica que «lo mejor que hizo Jordi fue tranquilizarme cuanto antes, porque yo no sabía qué hacer ni dónde estaba». El policía explicaba divertido que cuando la niña empezó a salir «la madre me pedía que le pusiese la inyección epidural y el padre llamaba sin parar a la ambulancia». El agente municipal no puede disimular ahora su orgullo y satisfacción al coger a Nerea en brazos.

Luis Planas
(texto y fotos)