Ayer se dio a conocer el testamento de Hasso. Tal y como
adelantamos el martes, cuando contamos que en dos meses cambió
otras tantas veces su testamento, no me extraña en absoluto que
haya dejado heredera universal a su esposa, Astrid García Prieto. A
sus dos hijos biológicos, Leo y Wilco, así como a su adoptivo,
Alberto, ni un euro.
Señala más adelante que «leo le agredió físicamente en el pasado»,
saldándose la agresión con la ruptura de tres costillas. De su otro
hijo, Wilko, nacido de su matrimonio con Bárbara Weishaupt, de la
que también se divorció, señala que también lo deshereda «por su
notoria ingratitud y falta de asistencia». Lamenta que tampoco le
prestó atención ni tuvo interés cuando estuvo enfermo.
En el testamento leemos que en «primeras nupcias estuvo casado
con doña Lisa Nass, de la que se divorció, y de la que tuvo un
hijo, Leo, al que deshereda por su notoria ingratitud y falta de
asistencia, así como la circuntancia de que durante sus largas y
penosas enfermedades nunca se interesó por el estado de salud de su
padre».
Señala que «reside en Estados Unidos a costa de su padre desde
hace largos años con el pretexto de estudiar Economía en dicho
país, sin que hasta la fecha haya tenido nunca conocimiento del
estado de aprovechamiento de los estudios seguidos por su
hijo».
Recuerda más adelante que Wilko incendió un vehículo que él le
había prestado «con tal de no devolvérselo a su padre».
En el punto 4 señala que durante un periodo de tiempo convivió
con doña María del Carmen González y «que por las presiones de esta
mujer, adoptó al hijo natural de ésta, Alberto, que al igual que a
los anteriores deshereda» por no presentarle atención mientras
estuvo enfermo.
«Que en terceras nupcias -empieza diciendo en el punto quinto-
se halla casado con doña Astrid García Prieto, de la que carece
sucesión», leyéndose en el siguiente punto que «de todos cuantos
bienes y derechos le pertenezcan al ocurrir su fallecimiento,
instituye y nombra heredera universal a su esposa doña Astrid
García Prieto». Concluyendo que «para el caso que el presente
testamento fuera impugnado, declara que seguirán vigentes, incluso
en el caso de que se estime la impugnación, la institución de
heredera antes mencionada a favor de su esposa Astrid García
Prieto, recibiendo los impugnantes lo que les correspondería en
razón de sus legítimas más estrictas».
En cuanto a sus novias, sobre todo a las últimas, tampoco les
deja ni un euro.
Este testamento, que hace ante el notario Miguel Mulet Ferragut,
tiene fecha de nueve de abril de 2002.
Pedro Prieto
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