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Estamos ya en campaña electoral. Se nota en que los políticos aparecen en todas partes, en que sonríen, en que están dispuestos a cualquier cosa por salir en la foto, en que si los llamas por teléfono se ponen, en que te los encuentras en mercados, partidos de fútbol, ferias o donde haya gente, en que de pronto vas por la calle y se te echan encima abrazándote o dándote la mano como si fuera tu amigo de toda la vida, en que a diario se asoman en los diarios señalando algo y denunciando lo que hacen los de los otros partidos...

Y es que la campaña electoral ha llegado, como la primavera, y nadie sabe cómo ha sido. Bueno, sí. Realmente campaña se hace durante los cuatro años, y en ésta concretamente se agudiza a raíz de la tragedia del «Prestige» y se hace encarnizada con la crisis de Irak.

Mientras tanto, los jefes de lista, incluso cuando todavía éstas no han salido a la luz, y en pleno fragor de la batalla, se buscan un tiempo para colocarse delante del fotógrafo de confianza -aunque a algunos parece como si se las hubiera hecho el del partido contrario-, tras haber pasado por la sesión de maquillaje, y se hacen la foto que dentro de poco -o ya- veremos -o estamos viendo- en carteles más o menos grandes repartidos por toda la Isla.

Anteayer, casualmente, nos cruzamos con Catalina Cirer cuando se iba a hacer la foto, y la seguimos hasta el estudio, donde poco después llegó Jaume Matas, bastante estilizado tras haber hecho un régimen que adelgaza -él, 10 kilos- a pesar de que puedes comer lo que te place, sin olvidar hacer ejercicio físico.

Por separado -ella, traje de chaqueta azul claro con cuello abierto y él, traje azul marino con camisa a cuadritos blancos y azules-, se hicieron sus respectivas fotografías, que se sumarán a las que se hicieron en Madrid, de entre las que se elegirá la mejor, o las mejores. Luego, juntos, se hicieron otra de cuerpo entero, que ignoramos si quedará así o de medio cuerpo, y que veremos a toda fachada frente a El Corte Inglés de Jaume III.

Está claro que ambos saben posar, lo cual facilita la labor al fotógrafo, quien previamente mantiene con ellos una conversación y que, a continuación, tras irse calentando haciéndoles fotos, logrará la mejor. Una foto en la que el gesto y la mirada transmiten sencillez, honradez y confianza, cualidades fundamentales a la hora de convencer al votante.

Pedro Prieto
Fotos: Click