El presidente de la junta directiva de la colla, Joan Alemany,
explicó que «esta es nuestra fiesta y hemos decidido
intercambiarnos los puestos. Como este año no nos hemos preparado
para ningún concurso hemos antepuesto la diversión». Así, los que
han hecho pinya durante el año fueron los que subieron, junto a los
más veteranos y los más noveles de la agrupación.
Lo de menos fue el resultado. Pero se pudieron ver pilares de
cinco o castells de quatre, construcciones realizadas únicamente
por mujeres o por los más pequeños del grupo. Alemany aprovechó la
ocasión para agradecer la ayuda que reciben por parte de las
instituciones, pero se quejó de la falta de infraestructuras.
«Nosotros reivindicamos la necesidad de tener un local en el que
trabajar y ensayar. Una especie de centro cultural de una
barriada», dijo.
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