Emocionada y llorosa. Así se presentó ayer ante los medios de
comunicación Carme Feliu, concejala de Cultura de Cort, tras la
milagrosa recuperación del aneurisma que la llevó a la UCI el
pasado 6 de marzo. Carme, que ayer abandonó la clínica Rotger,
estuvo acompañada por su esposo, Juan Ginard; sus padres, los
máximos responsables de la Clínica Rotger, Fernando Rotger y Rosa
Regi; y los doctores que la trataron. Al fondo, entre el público,
Isabel, su fiel secretaria, a quien la paciente no quiso olvidar:
«Gracias a su rápida reacción salvé la vida». Fue ella la que, al
ver que su jefa se encontraba mal, «tuvo la reacción de llamar al
chófer para que me acompañara al hospital».
«Fue cuestión de segundos, tomar decisiones de urgencia en los
que nos jugábamos todos mucho», explicó Fernando Rotger, director
de la clínica, en relación a un proceso de recuperación
sorprendente de la paciente. Todo comenzó con una rápida
intervención en urgencias, nada más llegar la enferma por su propio
pie. Fue el pasado día 6.
Carme entró en urgencias a las 12.30 horas. Tuvo la fortuna de
que allí se encontrara el doctor Amengual y de que éste se diera
cuenta del mal que sufría.
Un cúmulo de coincidencias, unidas a la profesionalidad de los
médicos, salvaron la vida de Feliu.
Excepto por las lágrimas que se le escapaban cuando daba las
gracias a todos los que se han preocupado por ella, Carme
presentaba ayer la misma sonrisa que le hemos conocido en los
últimos ocho años. Ninguna secuela a la vista, lo que confirmó ayer
el doctor Rotger, «porque no hubo agresión cerebral». Aunque sí
vimos un cambio en su aspecto habitual: se cubría la cabeza con un
pañuelo. Carmen mostró tan buen humor que habló de su cráneo como
«la tapa de los sesos». Animosa y optimista, aseguró que «pronto»
acudirá al despacho para ir retomando «despacio» los asuntos
municipales. Puede que la próxima semana la veamos caminando ya por
la plaza de Cort.
Se nota que echa de menos la vida activa, aunque la enfermedad
la ha llevado a «plantearme muchas cosas», «disfrutar de más tiempo
para combinar vida laboral y familiar», a pesar de que aseguró que
siempre ha sido «organizada» para compatibilizar casa y
Ajuntament.
Carme aseguró que las «políticas no somos heroínas, somos como
cualquier mujer que trabaja, como todas vosotras, como las mujeres
trabajadoras que luchan por sacar adelante a la familia, las hijas,
ir a la compra».
Carmen calificó su trabajo como «muy bonito, al servicio de una
ciudad» en el equipo de Fageda, su «jefe», que «depositó en mí su
confianza». Algo sí es seguro: continuará en política, como aseguró
a preguntas de este diario.
En el capítulo humano, Carme comentó que una de las «lecciones
más bonitas» que puede extraer de este suceso fue el interés que su
caso despertó entre la ciudadanía, los deseos de pronta
recuperación que le manifestó tanta y tanta gente: cartas, flores,
oraciones, mensajes, visitas. Todavía no se ha puesto al día de
todo, ya que pasó al menos una semana en la UCI, sedada, pero su
marido y sus familiares se lo irán contando poco a poco. El pasado
sábado, Carme contaba a los redactores de Cultura de este diario
que hasta el obispo le comentó: «Me has traído muchos fieles».
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