Los escolares colocan a la Jaia Corema en la puerta o en el corcho de la clase.

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El popular cuento de la «Jaia Corema» ha llenado las últimas semanas las clases de Infantil de los colegios de la Isla.
Según cuenta la leyenda esta abuela era una mujer fea a la que no le gustaban los niños, por eso, al acercarse a ella, les pegaba con una escoba. Un mago llamado Xiviu al ver lo que hacía la vieja, la hechizó y le puso cinco piernas más de las que tenía. La Jaia Corema lloró y lloró por lo que Xiviu le dio la oportunidad de enmendarse: si se portaba bien, cada semana le quitaría una pierna.
La abuela guardó su escoba durante cinco semanas, pero al verse de nuevo con dos piernas, empezó a pegar a los niños. El mago, al ver que se portaba tan mal, le quitó las dos piernas que le quedaban, para que nunca más pudiera perseguir a nadie con su escoba.
Con esta historia, los educadores intentan enseñar a los niños que la cuaresma tiene siete semanas y que cada pierna representa una de ellas. Cuando llega el viernes, los profesores recitan una poesía que han enseñado a los alumnos durante el curso, mientras le cortan una pierna a la Jaia y la rifan entre los alumnos; en algunas ocasiones la pierna esconde un pequeño regalo, que también se rifa.
Esta tradición está muy arraigada entre los colegios religiosos de la Isla, sobre todo en los pueblos, donde no hay clase de infantil donde falte el dibujo de la abuela de las siete piernas.
En algunas ocasiones se trata de un póster que las editoriales distribuyen entre las clases; pero en otras, mucho más tradicionales, es la propia profesora la que realiza el dibujo y lo pinta, con la colaboración de los pequeños; incluso algunos conservan desde hace muchos años jaias de madera.

Irene M. Pery