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La cobertura de chocolate manejada hábilmente por los maestros confiteros se convierte en simpáticas y entrañables monas que serán objeto de regalo de abuelos y padrinos a los más pequeños de la familia. Entrar estos días en la confitería Cas Net es una auténtica delicia, por la variedad, tamaño e ingenio de los conjuntos de chocolate que allí se elaboran. Rodeando casitas, pajares, castillos y dinosaurios de cobertura de chocolate blanco están toda una serie de animalillos que arropan estas dulzuras pascuales como son conejos, gallos, gallinas ponedoras, patos, ardillas y pollitos que también se esconden como sorpresa en el interior de los huevos.

En el obrador de Bartolomé Amorós estaban, recién hechas, las monas de varias casitas y castillos en cobertura negra y blanca, animadas con muchas figuritas y fichas de chocolate. En este establecimiento se apuesta por mantener la tradición, aunque también vimos otras de un dinosaurio y una gran bota de escalador. El maestro artesano señaló que «por esta época los abuelos y los padrinos siguen la tradición de regalarlas, pero también los mayores gustan de comprar los huevos grandes de cobertura y, sobre todo, los famosos pequeños de pralinés». Los artesanos más jóvenes aportan también su creatividad pensada para los niños; tal es el caso de Pau Llull, del Forn Fondo de Palma. Resulta una gozada ver artísticos grupos como los de spiderman, La isla del tesoro, Mortadelo y Filemón, un conejo saliendo de un sombrero de copa y otras alusivas a marcianitos, a los que les imprime color.

Los precios de las monas, según aseguraron ambos confiteros, se mantienen respecto al año anterior. Desde luego que cambia el precio según tamaño, pero se pueden adquirir las monas desde los 15 euros en adelante, unas dos mil quinientas pesetas.
Amalia Estabén