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La imagen del Sant Crist de La Sang fue bajada ayer de su camarín perpetuando la tradición del Miércoles Santo en la iglesia de la Anunciación del Hospital General. Este acto no tuvo el seguimiento del fervor popular de años anteriores y el motivo se debe a que la imagen tradicional del Cristo, que sufrió en diciembre el destrozo, no estaba presente, sino otro, más antiguo. En la misa de las diez, previa a la bajada del Cristo, el público asistente acupaba algo más de la mitad de los bancos de la iglesia, y casi vacíos estaban los del camarín, cuando en años anteriores ambos espacios estaban llenos a rebosar. Además, faltó el atractivo del paso de la Dolorosa, que se ubica en mitad del templo como es costumbre. Menos mal que a medida que avanzaba la misa los fieles, los que de verdad piensan que la imagen es lo de menos y que Cristo está en todos, fueron llenando el templo. Pero sin tumultos ni apreturas.

La ceremonia, presidida por el prior, Jaume Rovira, se caracterizó por su sencillez y piedad. Sus palabras calaron en el ánimo de los presentes viendo todos cómo eliminaba la homilía para dedicar unos minutos de silencio para que los presentes se encontraran cada uno con Cristo. La imagen del Cristo de La Sang fue descendida del camarín por los sobreposats y tras recorrer el templo haciendo una cruz fue depositada cerca del presbiterio para su adoración. La respuesta de los fieles incondicionales de La Sang se notó a lo largo de todo el día, incrementándose por la tarde, para seguir así la piadosa y ancestral tradición al Cristo.