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El trigo y el arroz, dos regalos de la tierra imprescindibles en la gastronomía balear, protagonizan la primera entrega del coleccionable «Les Illes a la taula II», que se entrega hoy con Ultima Horay Diari de Balears. El trigo es consumido mayoritariamente en forma de harina, en cocas, repostería dulce y salada y en todos aquellos elementos que marca la tradición, como son las panades y robiols que se han servido estos pasados días de Semana Santa de uno a otro extremo de Mallorca, o las formatjades en Menorca y los crespells con sus distintas variantes y denominaciones en toda la geografía balear.

El cultivo del trigo se concentra básicamente en las zonas húmedas del Pla de Palma y en sa Pobla, sobre todo en los humedales que rodean el parque natural de s'Albufera. Si el trigo es imprescindible en la gastronomía balear, el arroz no lo es menos, un cereal que, en Mallorca, cuenta con una variente de producción propia muy aprecida en las cocinas de la Isla y de otras regiones, como Catalunya. El arròs bomba, como se conoce esta variedad, se cultiva en sa Pobla y tiene su origen en s'Albufera, en cuyos canales y tierras húmedas, especialmente la zona de ses Veles, se introdujo este cultivo que requiere un elevado nivel de humedad. Actualmente, earròs bomba se cultiva también en fincas de sa Pobla mediante sistemas artificiales de regadío y como alternativa a otros cultivos que cayeron en desuso, como la judía blanca.

Estos días, entre finales de abril y principios de mayo, es la época de siembra del arroz bomba, que se recoge a finales de septiembre, cuando la espiga ya ha logrado su mejor punto de maduración. Entre los factores que perjudican a este cereal están las temperaturas demasiado altas en erano, las tormentas de granizo y el viento