Como es tradicional por Sant Jordi, Ultima Hora reunió a un grupo de escritores en un acto por la paz. Foto: JOAN TORRES

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Las doce del mediodía del pasado sábado en Ses Voltes. El cielo aparece nublado y, en ocasiones, amenaza lluvia. Más de treinta escritores de Mallorca se han reunido para conmemorar el Dia del Llibre, que se celebra hoy, y, a su vez, alzar su voz y su pluma contra la guerra y a favor de la paz. Todos se sitúan ante una pancarta realizada por el pintor Pep Roig en la que puede leerse «Escriptors per la pau» y, todos, de esta manera, manifiestan su repulsa a cualquier conflicto bélico.

Llum Adrover, Pep Lluís Aguiló, Sebastià Alzamora, Sebastià Bennasar, Vicenç Calonge, Mercé Domínguez, Toni d'Eguia, Miquel Ferrà Martorell, Biel Florit, Federico Gallego, Víctor Gayà, Pere Gil, Joan Guasp, Miquel Àngel Lladó, Miquel López Crespí, Tomeu Martí, Coco Meneses, Carlos Meneses Nebot, Bernat Nadal, Joan Pla, Rosa Planas, Jaume Pomar, Eusèbia Rayó, Guillem Rosselló Bujosa, Jaume Santandreu, Miquel Sbert, Miquel Segura, Lluís Servera, Antoni Socias, Antoni Maria Thomàs, Antoni Vidal Ferrando y Àlex Volney protagonizan el clásico encuentro que Ultima Hora organiza cada año y que con esta convocatoria ya ha cumplido su octavo aniversario. Un encuentro que no quiso dejar de lado los problemas actuales que padece el mundo y que, por ello, pidió que cada uno de los presentes plasmara en una frase su opinión sobre las circunstancias que vive el presente.

«El hambre, la pobreza, la incultura y la desesperación son los gérmenes de las guerras. Compartir es la solución», escribió Eusèbia Rayó. Joan Pla dijo «No al sí y sí al no», Llum Adrover pidió «solidaridad» y, Sebastià Alzamora, «Escupamos a la cabeza pelada de los tiranos». Para Miquel Ferrà, «la guerra es una enfermedad contagiosa del mundo industrial que no tiene vacuna» y, para Antoni Vidal Ferrando, «quien hace la guerra renuncia a toda posibilidad». Algunos como Coco Meneses buscaron culpables explicando que «Bush ha alcanzado la triste cumbre de la violencia, alcancemos nosotros la cumbre por la paz» y, otros como Antoni Maria Thomàs, las consecuncias: «Tantos barriles de petroleo, tantos niños muertos, tantas víctimas».

Se trataba de un encuentro especial y, como tal, muchos decidieron comentar entre ellos la situación actual y, otros, simplemente hablar de lo que les había sucedido y ponerse al día en su reencuentro. Y, mientras, dejaban constancia de su rabia. «Muerte: nunca de nunca» de Jaume Santandreu; «¡Basta ya! Siempre me están matando en algún sitio» de Federico Gallego; «Un niño muerto no puede valer nunca esta guerra» de Jaume Pomar o «Este sueño imposible» de Miquel Sbert constatan esta indignación. Incluso Tomeu Martí con el brazo derecho en cabestrillo quiso escribir una frase por la paz: «Con la mano izquierda contra la guerra». Son sólo algunos de los ejemplos de un mediodía nublado que amenazaba lluvia. Un mediodía en el que los escritores exigieron paz a través de su pluma y de sus letras.

Laura Moyà