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El catedrático de Derecho Procesal de la Universidad Complutense de Madrid, Ignacio Díez-Picazo Giménez, defendió ayer en Palma la viabilidad de la nueva ley de juicio rápidos, que entrará en vigor el lunes. «Yo participé en la elaboración del borrador de la ley de juicios rápidos, y a mí me parece que es una ley factible, que se puede llevar a la práctica», afirmó ayer, poco antes de pronunciar la conferencia «La reforma del procedimiento abreviado y del juicio de faltas» en unas jornadas sobre «La reforma del proceso penal» celebradas por la Escuela de Práctica Jurídica en la sede del Colegio de Abogados. Los letrados mantienen serias dudas sobre la eficacia de la nueva norma, según quedó de manifiesto ayer.

«Evidentemente», añadió, «no porque se apruebe una ley cambia la realidad inmediatamente, y por lo tanto, con la entrada en vigor de la normativa a partir del 28 de abril se van a plantear problemas. La ley en sí misma, aunque creo que mejora técnicamente lo que era anteriormente la regulación anterior de los juicios rápidos, no es el factor decisivo, como lo demuestra el que antes con una ley muchísimo más escueta había lugares de España donde los juicios rápidos estaban funcionando, y lo hacían muy bien, como por ejemplo Barcelona».

Según Díez-Picazo Giménez, «hay otros retos, como son la dotación de medios materiales y personales suficientes, donde según parece, aunque no tengo datos de todo el territorio español, se están haciendo esfuerzos muy notorios». Afirmó, asimismo, que con respecto de hurtos y robos flagrantes y la posibilidad del enjuiciamiento rápido, «un turista en una isla como ésta, pueda ver cómo el juicio se celebra durante su estancia, y eso será algo perfectamente posible».