Aunque estas cosas hay que tomarlas siempre con mucha cautela,
parece que algo positivo empieza a moverse en Oriente Medio, a
pesar de los pesares. Porque el acuerdo para formar gobierno
alcanzado entre el líder de la Autoridad Palestina, Yasir Arafat, y
su primer ministro, Mahmud Abbas, promete abrir una tímida
esperanza de que el proceso de paz en la zona se vaya reactivando.
Claro que en una parte del mundo donde todo está teñido de
violencia el terror también hizo acto de presencia tras conocerse
el acuerdo, y varias personas perdieron la vida en un atentado
suicida palestino y víctimas de disparos del Ejército israelí, lo
que viene a evidenciar que una solución es difícil y está todavía
lejos.
Sin embargo, la personalidad de Abbas, que está bien visto por
la comunidad internacional, podría suponer cierta garantía de que
el camino hacia la paz tiene alguna posibilidad de éxito, pues ha
apostado fuerte por otro personaje polémico, el coronel Mohamed
Dahlan, al que ha elegido como responsable de la Seguridad del
país. Y Dalhan es considerado como una de las pocas personas
capaces de mantener a raya a los grupos radicales palestinos, por
lo que Arafat no le veía con buenos ojos.
Es por eso que lo mismo Israel que los impulsores del último
plan de paz -Estados Unidos, la Unión Europea, la ONU y Rusia-
esperan de él que asuma con firmeza un requisito sine qua non para
reemprender las negociaciones: la lucha contra el terrorismo.
Como elementos positivos cabe mencionar la idea israelí de
anular los más recientes asentamientos judíos en los territorios
ocupados como signo de entendimiento y el empuje que el presidente
norteamericano, George W. Bush, quiere darle a la situación
proponiendo un Estado palestino independiente para 2005.
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