Grupos de participantes en la Diada per la Llengua i l'Autogovern formaron dominós humanos. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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Miles de personas participaron ayer por la tarde en la IX Diada per la Llengua i l'Autogovern, organizada por la Obra Cultural Balear, acto que coincidió con el final del Correllengua 2003 y se desarrolló, bajo el lema «No n'hi ha prou, en volem més!», por las calles del centro de Palma, entre la Rambla y la Llonja pasando por las plazas Major y de Cort. La larga y festiva tarde de reivindicación de un mayor uso de la lengua catalana y de mayores cuotas de autogobierno se iniciaba un poco más tarde de las 18 horas en la fuente de la Rambla, a donde la Flama de la Llengua llegaba para hacer su último relevo tras nueve días de trayecto, habiendo recorrido un total de 700 kilómetros a través de toda Mallorca. En el Correllengua han participado más de 40.000 personas que, de una forma u otra, han tenido la Flama de la Llengua en sus manos o la han transportado en sucesivos relevos a la carrera.

En la fuente de la Rambla esperaban los candidatos a la alcaldía de Palma, excepto Catalina Cirer, del PP (no había nadie de este partido), y Ferran Trujillo, quien fue sustituido por Maties Barón y Josep Lliteres. Los demás, Antoni Roig (PSOE), Pere Muñoz (PSM) y Eberhard Grosske (EU-EV), acompañaron la Flama, portada por unos niños, en una parte de la Rambla. A los alcaldables se les sumó la consellera de Medi Ambient y número uno de la lista autonómica de EU-EV, Margalida Rosselló. Estaba previsto que cada candidato portase la Flama en ese último relevo e incluso tuvo lugar una «dura» negociación junto a la fuente para determinar los tramos que corresponderían a cada uno de ellos. La verdad es que finalmente no hubo acuerdo y se optó por permitir que los niños continuasen portando la llama. Los políticos se limitaron a acompañarles. En la Rambla también estuvieron, pero sin correr junto a la Flama, el candidato autonómico del PSM, Pere Sampol, y el conseller d'Agricultura, Mateu Morro, del mismo partido.

Tampoco tuvo suerte el presidente del Govern, Francesc Antich, quien estuvo aguardando la Flama en la Plaça Major, pero los actos se desarrollaban con retraso y tuvo que marcharse sin ver la antorcha porque tenía que tomar un avión a Menorca. Tras una breve visita a la Trobada d'Escoles Mallorquines, en la Misericòrdia, la Flama llegó a la Plaça Major, dando lugar al inicio de los actos de la Diada. Miles de persones crearon entonces una cadena humana entre la Plaça Major y la Llonja. Uno por uno, los presentes se fueron pasando la antorcha en mano por la calles Colom, Plaça de Cort, Conqueridor y Antoni Maura hasta el edificio gótico del Passeig Sagrera, donde iba a tener lugar la clausura de la Diada con la lectura de un manifiesto y una actuación del grupo Música Nostra.

Una curiosidad fue la coincidencia, en hora y lugar, de la llegada de la Flama a la Plaça Major con un encuentro mariano de casas regionales. Algunos de los presentes creyeron que las casas regionales participaban en la Diada, pero al comprobar que no era así atribuyeron la coincidencia a una acción malévola de Cort. Mientras tanto, los Tamborers y los Castellers amenizaban la tarde con sus actuaciones. Una novedad fue la creación de dominós humanos en Cort, Constitució y la Llonja. Numerosas personas se sentaban en el suelo y creaban el efecto de piezas de dominó derribándose una tras otra. Gracias a sus camisetas de colores, el efecto final era un dibujo humano de la cuatribarrada con el signo «+» en azul, en referencia al «más» reivindicado para el uso del catalán y el autogobierno.

Otra curiosidad fue una prohibición de la Delegación del Gobierno, que no permitió que la cadena humana se formara a lo largo de las aceras del edificio, por lo que ésta siguió en línea recta por Conqueridor. Aun así, frente a la Delegación sí se pudo crear otro dominó humano. Ya en la Llonja, la Flama llegó entre aplausos y acompañada por una pancarta con el lema «No n'hi ha prou! Exigim molt més per la llengua i l'autogovern». Esta pancarta fue portada por representantes de instituciones y entidades cívicas, entre ellos el nuevo rector de la UIB, Avel·lí Blasco; el secretario general de Unió de Pagesos, Pere Calafat; y la profesora de Filologia y articulista de «Diari de Balears» Cathy Sweeny.

Finalmente, el profesor de Economía Aplicada de la Universitat Pompeu Fabra, el menorquín Guillem López Casasnovas, leyó el manifiesto, en el que reclamó más ambición para el uso de la lengua catalana y el autogobierno, lanzando un mensaje de rechazo al conformismo y reivindicando una mayor presencia del idioma propio de Balears en todos los ámbitos, superando su actual situación de inferioridad. Ya en el final de la Diada, el presidente de la Obra Cultural Balear, Antoni Mir, expresó su satisfacción por el desarrollo de los actos, destacando que «la presencia de la gente demuestra que le importa el presente y el futuro de nuestra lengua. En los últimos años se han hecho cosas en favor del catalán, pero queremos más. Y el PP debería cambiar su discurso porque está fuera de lugar».