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La popular periodista y escritora Rosa Villacastín estará hoy en Palma con motivo de la presentación y firma de su último trabajo literario, «Hay vida después de los cincuenta», en la feria del libro. Un libro donde la autora asegura que «las cosas han cambiado y una mujer a los cincuenta está simplemente en la flor de la vida». Rosa Villacastín nació en Àvila, y aterrizó en el mundo del periodismo en 1970 por casualidad; es nieta de Ruben Darío y cada año, en verano, intenta pasar unos días de vacaciones y también de trabajo en Mallorca, cubriendo sobre todo las regatas de la Copa del Rey, de las que guarda divertidas anécdotas con Su Majestad don Juan Carlos I. Rosa Villacastín confiesa que, como buena Géminis, nada le molesta más que la inactividad, y que en esta profesión se siente como pez en el agua.

-Usted comenzó como periodista parlamentaria, pero ahora se la conoce más por sus crónicas en la prensa rosa.
-Durante más de 20 años hice crónica cultural, en el archivo Ruben Darío. Tras la muerte de Carrero Blanco me pasé a la política; en aquella época vivimos muy intensamente, y quise desvincularme un poco de todo aquello. Y decidí tomarme un respiro. Fue cuando empecé en el diario «Ya», coincidiendo con el inicio de la beautiful people, en el 87, y me di cuenta de que era mucho más agradecido, puesto que los personajes asumen las críticas, y no como los políticos...

-Dirigió su propio programa, «Extra Rosa», que presentó junto a Ana Rosa Quintana, pero ¿qué pasó?, ¿por qué lo quitaron de la programación
-Creo que aquél fue el único caso en televisión en que se quita un programa como «Extra Rosa», con más de un 30% de audiencia. Quizás políticamente no era correcta. Soy muy contestona y, a pesar de ser un programa que salía barato, se lo dieron a una productora que cobraba cinco veces más. Te puedo decir, y lo puedes poner, que no suelo plegarme y me largaron; así de claro.

-¿Fue una de sus mayores satisfacciones de esta profesión?
-Sin duda. Ana Rosa y yo conectábamos, éramos muy distintas y no caíamos en la chabacanería de algunos personajes del corazón. Desde la época de Mercedes Milá e Isabel Tenaille no había un programa como ése.

-Han cambiado mucho los programas del corazón, ¿verdad?
-Siento vergüenza cuando miro uno de esos programas llenos de petardeo, pero deben de ser rentables.

-¿Quién considera que tiene glamour?
-¿No lo dirás por Yolas Berrocales o Antonias Dell'Ate, verdad? Pienso que hay muchas, como Inés Sastre, Rosario Nadal o Penélope Cruz, entre otras. Precisamente la boda de la mallorquina Rosario Nadal, ahí en la catedral, fue uno de los trabajos que más me han gustado.

-Pasando ya a su libro, el séptimo, ¿le tiene más cariño a este último trabajo?
-«Hay vida después de los 50» es más personal, me he puesto como ejemplo. Estamos acostumbrados a ver en revistas y televisión a mujeres extraordinarias, como si fueran vírgenes, y no. Lo más importante es quererse a una misma y vivir, con arrugas, con unos kilos de más, etc., y no obsesionarnos con la belleza. Yo siempre digo que la juventud no te da la felicidad. Las cosas han cambiado e incluso se ha prolongado la edad fértil. El libro también va dedicado a los hombres, para que conozcan y ayuden a la mujer, porque no somos superwomen.

Julián Aguirre