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Pep Roig

La parroquia de Santa María d'Ontinyent, pueblo natal del obispo de Mallorca, celebró ayer un emotivo funeral en memoria de Teodor Úbeda en una ceremonia concelebrada por el arzobispo de Valencia, Agustín García Gasco, en la que participaron el administrador diocesano, Andreu Genovart, y otros miembros del Col·legi de Consultors, Joan Oliver, Joan Bestard, Joan Servera, Jaume Alemany y el secretario particular de Teodor Úbeda, Antoni Burguera, así como Fernando Cremades, rector de la parroquia.

En la comitiva también estaban presentes Nieves Guillem, que desde siempre estuvo al servicio del obispo; José Moledo y su esposa, Paquita Rigo, porteros del Palau Episcopal; Antonia García, del Consell Diocesà d'Asumptes Econòmics, y Concepción Hodar y Catina Riutort, de la Fundació Joana Barceló. La expedición mallorquina entregó a los familiares de Teodor Úbeda cientos de telegramas de condolencia que ha ido recibiendo el Obispado desde que se produjo el fallecimiento del obispo, así como los recortes de los artículos de prensa que durante la enfermedad y la muerte de don Teodor se han publicado.

A pesar del tiempo transcurrido desde el fallecimiento, los desplazados desde la Isla no se cansaban de expresar su pesar, precisamente porque nadie se esperaba el trágico desenlace, y mucho menos cuando los médicos se habían mostrado optimistas por cómo se había producido la operación quirúrgica.