Espero que ahora los huesos hablen y confirmen mi teoría de que
Cristóbal Colón era mallorquín», dijo ayer en Sevilla Gabriel Verd
durante la exhumación de los supuestos restos del descubridor de
América y posteriormente de su hijo Fernando.
Para Verd, secretario de la Asociación Cultural Cristóbal Colón,
el de ayer fue uno de los días más intensos de su vida,
especialmente de esos treinta años que han pasado desde que a los
18 empezó a investigar, y que ahora, como si de un premio mayor a
su incansable trabajo se tratara, ve refrendado su esfuerzo por esa
espectacular acción que pretende averiguar, mediante el estudio del
ADN, si los restos que descansan en la catedral de Sevilla
corresponden al descubridor -pues ese honor lo disputa también la
catedral de Santo Domingo- y, lo que es más importante para Verd,
si es posible desmostrar su afinidad con el ADN del príncipe de
Viana, supuesto padre de Colón -según su teoría-, aunque para ello
será necesario localizar su momia en el monasterio de Poblet, con
la dificultad de que en el sepulcro se han hallado restos de otras
personas de origen desconocido.
La investigación que comenzó ayer -aunque durará meses pues
incluirá estudios antropológicos, descriptivos, odontológicos,
médico-forenses y resonancias magnéticas- pretende aclarar tres
tesis diferentes sobre el origen de Colón: las no genovesas y la
mallorquina, que presenta Verd, quien sostiene que el príncipe de
Viana mantuvo una relación amorosa con Margalida Colón, una
mallorquina residente en l'Alqueria Roja, cerca de Sant Salvador en
Felanitx. «Si se demuestra la tesis que nosotros presentamos, será
magnífico para Mallorca, porque por fin podrá afirmarse lo que yo,
y otros antes que yo, venimos investigando, teniendo en cuenta que
decidí continuar después de haber hallado indicios irrefutables»,
dijo Verd.
Pep Roig
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