Dos residentes en Mallorca estuvieron presentes la semana pasada
en Londres celebrando la conmemoración de la conquista del Everest
hace 50 años. Ben y Romy Stobart, con su hermana mayor Gina, que
vive en Inglaterra, estaban allí en representación de su padre Tom
Stobart, el cámara del equipo de Edmund Hillary y Sherpa Tenzing,
que conquistaron la montaña más alta del mundo el 29 de mayo de
1953. Stobart, que vivió en Mallorca desde finales de los años 50
hasta su muerte en 1980, estrenó su película, La Conquista de
Everest, en presencia de la reina Isabel II en octubre de 1953. La
reina también estuvo presente la semana pasada en el acto
conmemorativo celebrado en el cine Odeon de Leicester Square: una
reunión de los miembros del equipo y la proyección de escenas
claves de la película de Stobart.
Hace 10 años, en el 40 aniversario de la conquista, hubo un
reestreno de la película de Stobart en el mismo cine. Por lo tanto,
para el 50 aniversario decidieron sentar a los miembros del equipo
en el escenario y dejarles charlar sobre aquella subida histórica,
empleando escenas de la película para ilustrar sus palabras. Ben,
Romy y Gina estaban sentados un par de filas detrás de la reina y
su marido, pero dicen que para ellos los momentos más emocionantes
del aniversario fueron cuando los miembros del equipo contaban
anécdotas y recuerdos de su padre.
George Band, un joven de 23 años entonces y el responsable del
equipo de radio, recordó la semana pasada que Stobart vio pasar un
pájaro y pudo decirles su nombre. «Todos allí y en este momento»,
dijo Ben ayer, «pensaban que mi padre estaba bromeando. Pero cuando
regresaron a Inglaterra, George Band indagó un poco en libros sobre
pájaros del Himalaya, y descubrió que mi padre había nombrado aquel
pájaro correctamente. Y es que mi padre también era zoólogo y sabía
de estas cosas».
James Morris, el entonces corresponsal de Times, que logró
mandar un mensaje en clave a Londres para que su periódico pudiera
dar la noticia como una exclusiva mundial, también estaba presente
en el aniversario. Ben y Romy dijeron que Morris, que años después
de la conquista se operó para cambiar su sexo (ahora se llama Jan),
fue el orador más elocuente de la velada.
«Cuando Jan Morris entró en el cine», dijo Romy, «todos
empezaron a hacer comentarios en voz baja, porque antes era un
hombre y ahora es una mujer. Al final de la noche, cuando era su
turno para hablar, dijo: 'Yo soy el anticlímax de esta noche', y
todo el mundo empezó a reír. Tiene un buen sentido de humor». Ben
añadió: «Era sin duda el mejor orador de la conmemoración. Es muy
elocuente. Nos contó sus problemas en mandar la noticia a Londres
sin que los otros periódicos se dieran cuenta».
El mensaje en clave que Morris mandó a Times era simplemente un
texto sin ningún código que decía que el tiempo estaba bastante mal
y que Hillary y Tenzing estaban esperando una oportunidad para
intentar ir a la cima. Pero por acuerdo previo, el director deTimes
en Londres sabía que este mensaje decía todo lo contrario: el
tiempo estaba bien y Hillary y Tenzing habían conquistado el
Everest. Morris contó luego que no sabía casi nada de montañismo y
que siempre estaba metiendo la pata por todos lados. Durante el
descenso tuvo que compartir una tienda de campaña con Stobart.
Durante su estancia en Londres, Ben y Romy pudieron comprar la
revista de la Real Sociedad de Geografía, que está dedicada
totalmente al 50 aniversario; en ella, encontraron una foto de su
padre que no habían visto antes, y que es la reproducimos en esta
página. Es una foto tomada unos cuatro días después, durante la
bajada, cuando Hillary, Band, Stobart y otros dos miembros del
equipo («felices con ron») están en una tienda de campaña
escuchando noticias por radio de la coronación de la reina Isabel
II. Ése fue el momento cuando Morris supo que su mensaje había
llegado sano y salvo a Londres y que e Times dio la noticia como
exclusiva mundial.
El jueves de la semana pasada Ben llegó a Londres muy cansado.
El miércoles había regresado a Mallorca desde las islas Seychelles
después de un vuelo de más de 10 horas, y se fue la mañana
siguiente a Londres. «No tenía muy buen aspecto», decía Romy, «pero
nunca perdió su sonrisa».
Andrés Valente
(texto y foto)
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