El Banco Central Europeo ha dado la campanada rebajando hasta
límites históricos los tipos de interés en la zona euro. Nunca en
España se había valorado tan a la baja el dinero, hasta alcanzar un
dos por ciento que ha sido acogido con satisfacción por la mayoría
de los analistas económicos. Aunque en realidad la rebaja de los
tipos se ha visto forzada por la delicada situación económica de
Francia y Alemania, además de la fortaleza de la moneda única, a
los españoles nos viene muy bien a la hora de aliviar en parte la
carga hipotecaria que padecemos desde que los precios inmobiliarios
se han disparado como nunca antes.
Pese a ello, parece que la rebaja podría tener algún efecto
secundario indeseable, como el riesgo de mayores presiones
inflacionistas y el peligro de que se produzca un
sobreendeudamiento de las familias. Ante ésta y otras
consecuencias, los expertos advierten de que no caigamos en la
tentación de lanzarnos alegremente a pedir préstamos que quizá a
corto plazo no podamos asumir, pues hay quien cree que los tipos de
interés podrían incluso duplicarse en un período no demasiado
largo. Pese a ello, parece que en principio el recorte favorecerá
la actividad económica al rebajar los costes de las empresas y de
las familias, lo que relanzará la confianza y dinamizará la
economía.
Hay también quien vislumbra una nueva rebaja, más moderada, a
finales del verano si en Alemania las cosas no acaban de despegar,
pues lo más probable es que la recuperación no llegue hasta finales
de este año o principios del próximo. Así las cosas se impone, una
vez más, la prudencia, pues la alegría podría ser sólo momentánea y
el préstamo, por desgracia, es casi casi para toda la vida.
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