A casi 20 metros de altura, sobre un laberíntico andamio, y
junto a las sorprendentemente hermosas esculturas que adornan el
Portal Mayor y el Pórtico del Mirador, o Puerta del Mar, de la
Catedral de Palma, las cosas se ven de otra manera, entre otras
razones porque nadie se puede imaginar que algún día se pondrá a la
altura de los santos de piedra y desde allí devolver la mirada a
los que observan desde abajo, como hasta entonces habíamos hecho.
Los trabajos de restauración de ambos pórticos han permitido a
Ultima Hora este privilegio que raramente se podrá repetir una vez
haya concluido el proyecto.
«Parecerás una araña», advierte s'escolà antes de que
empezáramos la ascensión por la metálica «tela de araña» que forman
los andamios. Nicolás Gallego, de la empresa Conservación de
Patrimonio Artístico, de Burgos, es el jefe del equipo de
restauradores y también el cicerone del complicado recorrido
vertical, especialmente para los no expertos en la escalada, sobre
todo si van con una frágil cámara fotográfica, poca preparación
física y algo de vértigo.
El recorrido comienza por el Portal Mayor, hasta llegar a lo más
alto del tímpano renacentista, del siglo XVI, obra de Miquel
Verger, en los que se observan numerosas tallas de símbolos
marianos: la estrella, el sol radiante, la luna hermosa, la ciudad
amurallada, el cedro, el pozo, el templo, el lirio y otras piezas,
todas ellas haciendo simbólica referencia a la virginidad, la
pureza, la Iglesia, la gracia, la fortaleza, la entrada al cielo.
Este portal se salvó «milagrosamente» del derrumbe que sufrió en
1851 a causa de un terremoto el resto de la fachada principal.
Pep Roig
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