El fiscal general del Estado, Jesús Cardenal, defendió en Palma la
petición realizada por el teniente fiscal del Tribunal Supremo,
José María Luzón, para que el alto tribunal asuma las competencias
del «caso Formentera». Poco antes de clausurar en el Parlament unas
jornadas sobre la protección de menores en España, Cardenal
confirmó en una rueda de prensa que fue el órgano que preside, «y
no la Fiscalía de Balears», quien tomó la iniciativa de dirigirse
al Supremo. «Al hilo de los datos que se van conociendo», explicó,
«hay una línea de investigación abierta referida a la comisión de
un posible delito cometido en el extranjero, y en ese caso, el
órgano competente es el Supremo».
Junto al fiscal jefe de Balears, Bartomeu Barceló, el fiscal
general del Estado se sometió de buena gana a las preguntas de los
periodistas, sin rehusar ninguna. Como se sabe, Jesús Cardenal no
visitaba la capital balear desde hace más de un año, tras la grave
crisis padecida por el Ministerio Fiscal en Balears con la
destitución del ex fiscal jefe, Antonio de Vicente Tutor. A partir
de ese momento, aplazó todos sus compromisos en Palma, incluida una
importante reunión de fiscales de la Unión Europea (Eurojust).
Ayer, explicó, entre otras cuestiones, la mecánica seguida al
designar un fiscal-delegado de Balears para investigar los siete
procesos penales seguidos contra la alcaldesa en funciones de
Calviá, la socialista Margarita Nájera. «Estudiamos un informe que
nos remitió el fiscal jefe de Balears y vimos que ante la
naturaleza de los supuestos delitos encajaba en las competencias de
la Fiscalía Anticorrupción. Nos dirigimos a Carlos Jiménez
Villarejo (fiscal jefe anticorrupción) y él estuvo de acuerdo con
asumir las causas, siempre y cuando lo fuera a través de un fiscal
de Balears», explicó.
Con respecto a las críticas vertidas por el teniente fiscal de
Balears, Ladislao Roig, quien calificó el cargo de fiscal general
del Estado de «comisario político cercano al estanilismo», Cardenal
respondió que no se sentía aludido por esa acusación. «El señor
Roig emplea una terminología superada», indicó. También se refirió
a una documentación enviada por el grupo parlamentario vasco del
PSE-EE, referidas a la sentencia que ordena la disolución de
Sozialista Abertzaleak -«la he recibido hoy», señaló- y a la
denuncia del PSOE contra los «tránfugas» madrileños Eduardo Tamayo
y María Teresa Saez, de la que dijo desconocía su contenido.
Cardenal, poco después, participó, junto a la presidenta del
Consell Insular, Maria Antònia Munar, en el cierre de unas jornadas
sobre protección de menores, y dijo que el fiscal, en ese ámbito,
«es el abogado de oficio de los menores». Margarita Retuerto,
Defensora del Paciente de la Comunidad de Madrid, leyó las
conclusiones extraidas por los expertos, una de las cuales, incide
en la creación de un estatuto procesal específico para el
menor-víctima que garantice adecuada protección.
También, los expertos acordaron que el tratamiento procesal del
menor-víctima como parte y no como testigo en el procedimiento,
«para garantizar el acceso a la asistencia letrada gratuita y su
mejor información de todas las actuaciones». Y, finalmente,
solicitaron la revisión del tratamiento penal del menor entre los
12 y los 18 años, para reforzar su eficacia educativa.
En el transcurso de las jornadas, el especialista en violencia
doméstica infantil y juvenil, el chileno Jorge Barudy, apostó por
que los servicios sociales públicos introduzcan mecanismos para
evaluar la competencia parental de los padres que maltratan física
o psicológicamente a sus hijos para ofrecer a los menores la
protección más adecuada.
El doctor en Neuropsiquiatría y profesor de la Universidad
Católica de Lovaina aseguró que, según diversas investigaciones,
alrededor del 80 por ciento de los padres que maltratan a sus hijos
pueden aprender a ser progenitores correctos «siempre y cuando se
les pongan los recursos a su alcance», ya que los problemas que
pueden presentar pueden ser solucionados con apoyo psicológico y
tratamiento terapéutico. Por otro lado, el fiscal y vocal del
Consejo General del Poder Judicial Félix Pantoja García consideró
que los «problemas de los menores y la defensa de sus derechos no
hay que confiarlos a la justicia», pues se trata de un tema de
«compromiso ético de la sociedad y de responsabilidad de los
tutores y las administraciones públicas».
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