Después de muchos años y tras algunas ofertas, Pep Sendra ha decidido poner a la venta su valiosa colección de soldaditos de plomo. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

TW
0

Alos ocho años le regalaron su primera caja y 60 años más tarde ha conseguido reunir 5.000 soldaditos de plomo. El mallorquín Pep Sendra es uno de los coleccionistas de soldaditos de plomo más prestigiosos del panorama nacional. Ha expuesto sus piezas en Madrid y Barcelona, y ha recibido numerosas ofertas de compra, pero siempre se negó a ello. Son auténticas joyas artesanales de difícil tasación por su carácter exclusivo e irrepetible. Ahora, ha decidido ponerle un precio, 60.101 euros (10 millones de pesetas) pero con una condición, que la colección permanezca en la Isla. Están en marcha distintas gestiones para que la colección pueda ser adquirida para el Castell de Bellver o el de Sant Carles, pero todavía no ha habido respuesta.

Este coleccionsita presume de tener la mayor caballería de Alfonso XIII y se atreve a situarse junto al ya fallecido Doctor Manuel López Ruiz como uno de los mejores coleccionistas de Mallorca. Su colección reúne piezas desde 1900 hasta 1939, fecha en la que finalizó la Guerra Civil. Lo que comenzó siendo un mero entretenimiento infantil se convirtió en una gran afición al coleccionismo. Pep Sendra asegura que esta afición no ha resultado nada barata, al contrario, bastante cara. Recuerda las piezas que compraba en 1927 del prestigioso artesano Teodoro Rodríguez por el elevado precio, por esa época, de 215 pesetas. Con el paso de los años, los soldaditos de plomo se convirtieron en auténticas reliquias, y sobre 1960 las obras del gran fabricante Ramón Lavaye costaban entre 5.000 y 7.000 pesetas.

Además de estos maestros de la fabricación de soldadito de plomo, Pep Sendra destaca, durante la época de esplendor del coleccionismo en los años 40, otros como los barceloneses Capell y Almirall y los madrileños Palomeque y Sánquez. Reconoce que en Mallorca los pocos fabricantes que había eran de ínfima calidad, y por ese motivo tuvo que desplazarse por el territorio nacional para conseguir buenas piezas. También adquirió obras de la prestigiosa firma inglesa Britains que proporcionó soldaditos a todo el mundo.
S. Coquillat