En su intervención ante los militantes populares, Aznar se
mostró también muy crítico con este plan y aseguró que la propuesta
del lehendakari se aprovecha de que más de la mitad de la sociedad
vasca «vive amedrentada» por lo terroristas. «Ese plan busca la
independencia, pero no la libertad», dijo Aznar. Afirmó que la
propuesta persigue alcanzar el programa «máximo» del nacionalismo y
que cedan quienes creen que la convivencia debe centrarse en la
libertad individual. «Cuando los dirigentes del PNV venden que este
plan es la mejor forma de acabar con el terrorismo, lo que quieren
es engañar, manipular y chantajear a los vascos», dijo Aznar.
Aznar pidió al PSOE que forme un «bloque compacto» con el PP
para frenar la propuesta de los nacionalistas. Afirmó que algunos
socialistas que se niegan a hacer ese frente común con el Gobierno
«ponen sus propios intereses como dirigentes antes que los
intereses de España, de la democracia institucional e incluso de
los intereses de su partido». El presidente del Gobierno reclamó al
PSOE sentido común y lealtad a la Constitución como eje de su
acción política. Sin embargo, criticó con dureza a los socialistas,
de quienes dijo que caminan «hacia la inconsistencia política,
hacia la nada programática» y hacia la «irrelevancia» de quienes no
tienen posición político «sino tan sólo ambición de poder».
Acusó a Zapatero de no ser una alternativa política dado que no
tiene capacidad para liderar un proyecto «que sea algo más que
sentar en una mesa a 17 proyectos distintos y asumirlos todos».
José Maria Aznar se mostró muy duro con Maragall, a quien acusó de
concebir la Constitución como un elemento «de usar y tirar» con una
propuesta que pone en tela de juicio las bases de la convivencia
«por puro capricho» En esta línea alabó el rechazo de Matas a este
planteamiento.
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