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Antaño considerado arma de seducción, complicidad y elegante complemento, los abanicos son hogaño pieza indispensable para aliviar los sofocos y calores de la época del verano. La cultura del abanico es amplia y muy interesante. Los primeros abanicos rígidos que se conocen son los representados en la tumba de Tutankamon en bajorelieves y pinturas en 1350 a C. Otros, se descubrieron en china aproximadamente en el 200 a C. Los abanicos desplegables tuvieron su origen en Oriente 900 d.C, mientras que los rígidos aparecieron en Europa en el siglo XVI y los desplegables en el siglo XVIII, siendo los principales países fabricantes España, Francia, Italia, Inglaterra, Holanda y Alemania.

El arte está unido a la creación de un abanico, pues se reúnen en su confección materiales como son la madera, marfil, carey, madreperla, oro, plata, gasa y encaje. El agobiante calor de este verano 2003 ha hecho disparar las ventas de abanicos según explicó Maribel Segura, propietaria de la representativa tienda «Paraguas» de la calle Jaume II de Palma. La especialista afirmó que «este verano hemos vendido al público en general más abanicos que en años anteriores y hemos agotado los de caballero, que son lisos sin calados en la madera».

Maribel Segura afirmó que «los mejores abanicos para abanicar son los fabricados en madera de peral por su ligereza, pero los hay de distintos materiales para que la gente elija ya que muchos lo quieren «domar» a su gusto para que abra y 132 cierre a su conveniencia. Una madera muy basta no lo deja abrir fácilmente, pero los hay de precio más barato que tienen fácil apertura. Saber abanicarse es un arte». En el establecimiento «Paraguas» pudimos comparar modelos y precios. Todos están fabricados en Valencia, donde existe una gran tradición. El más barato -1,65 euros- es el de plástico y telas lisas de colores muy vivos. Le siguen los pequeñitos de recuerdo con puntilla de encaje que cuestan entre 1,20 y 1,90 euros.

A. Estabén