Los alumnos de Historia de España de segundo de bachillerato del
Institut Ramon Llull debatieron ayer la vigencia de la
Constitución, en el 25 aniversario de su fundación. En un
ejercicio, el profesor Vicent Viel explicó a los estudiantes las
diferencias entre la Constitución de Cádiz de 1812 y la de 1978.
Después de exponer conceptos tan imprescindibles como «soberanía
nacional», «derechos fundamentales», «sufragio universal directo»,
«monarquía», «poder legislativo», «estado de autonomías» o «cortes
bicamerales», los 22 alumnos del grupo E (Ciencias) comenzaron a
debatir distintos aspectos referentes a la actual Carta Magna.
En clase se hicieron votaciones para conocer la opinión del
alumnado sobre algunos puntos precisos. Por ejemplo, 15 jóvenes
(mayoría absoluta) alzaron la mano para apuntar que es preciso
revisar las prerrogativas constitucionales, para adaptarlas a
nuestro tiempo. La opinión más extendida fue que «ninguna
institución ni documento debe ser rígido», al contrario, tienen que
poderse modificar algunos puntos para adaptarse a la sociedad
vigente. «Hacer caso a una norma que tiene 25 años no es posible,
es normal que se haya desfasado en algunos puntos», aseguraban Aina
Fernández y Pau Pericás. El resto se abstuvo. Un total de 12
estudiantes consideró que las actuales competencias autonómicas son
más que suficientes, mientras que 3 personas abogaron por un
sistema federal. Alesia Breil tuvo ideas «centralistas»: «que la
Constitución contemplase un Estado federal dividiría el país, y por
mí ya está bien así».
Siete estudiantes se manifestaron en contra de la monarquía, por
«considerarla obsoleta», mientras el resto se manifestó satisfecho
con el actual regimen político. Todos los estudiantes se
pronunciaron a favor de que la Constitución fuese permisiva en la
libertad de cultos. Algunos cuestionaron la utilidad real del
Senado como cámara de representación territorial. «Más que
representación por provincias, tendría que ser por autonomías»,
aseguraban algunos. El profesor explicó que en el panorama político
nacional hay quienes son partidarios de modificaciones, y quienes
se consideran satisfechos con la actual redacción, «ya que
argumentan que se puede legislar sobre muchos aspectos para
complementar la Carta Magna». La discrepancia de opiniones también
fue la nota común, como debe ser en cualquier democracia.
Toni Limongi
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