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Quedan dos años para celebrar el centenario del Fomento del Turismo de Mallorca. Dos años que van a estar marcados por muchas incógnitas, de ahí los mensajes cruzados que se escucharon en la cena del 98 aniversario en la Escola d'Hoteleria. Y a diferencia de la del año pasado, donde no fue invitado el ex presidente Francesc Antich y excusó su presencia el ex conseller de Turisme, Celestí Alomar, en la de 2003, la única ausencia política notable fue la de la presidenta del CIM, Maria Antònia Munar, que excusó su presencia dos horas y media antes del comienzo del acto. También se echó en falta al presidente de Grupotel, Miquel Ramis, que tenía toda la ilusión del mundo para recoger su medalla de oro y lanzar un discurso ilusionador a la clase empresarial turística. No pudo ser. Tumy Bestard, con la diplomacia que le caracteriza intentó no alarmar a los presentes, al indicar que «una gripe» había sido la causa, pero Ramis había sido ingresado esa misma mañana en el hospital por una infección respiratoria. La ausencia de Carlos Moyá, por el contrario, hay que achacarla a un pecado de juventud: después del varapalo en Melbourne optó por pasar unas vacaciones en Thailandia...

Y si hace un año era Munar la que presidía la cena y afirmaba que «es hora de ponerse a trabajar todos juntos para salvar el turismo», Jaume Matas en su intervención sentenció: «Estoy convencido de que, sumando esfuerzos, conseguiremos remontar la situación turística actual». Dos mensajes muy parecidos, pero en una coyuntura política muy diferente. Se habló claro y sin tapujos, que para eso el presidente del Fomento, Miquel Vicenç, es un auténtico artista. Con sonrisas, mensajes aleccionadores, ausencias notables de los «grandes» (quizás acudan el 3 de diciembre de 2005) y en un clima de buen «rollo» transcurrió una cena perfectamente servida por los alumnos de la Escola d'Hoteleria.