El Pi de Ternelles ya se encuentra hoy erguido en la Plaça Vella
de Pollença sin que pueda apreciarse el gran trabajo que costó
llevarlo hasta allí durante todo el día de ayer y la gran fiesta
con la que los pollencins vivieron un año más esta tradición ligada
a la festividad de Sant Antoni. Los jóvenes del pueblo volvieron a
vivir una auténtico día de juerga, que comenzó a media mañana
cuando subieron acompañados de las autoridades locales a la finca
de Ternelles para recoger el pino que ya había sido escogido y
talado durante la semana pasada.
Allí ya comenzó a correr el «mesclat», y tras reponer fuerzas
con una gran comida, se empezó el descenso entre risas, cachondeo y
vapores etílicos. Una vez que el pino llega al pueblo, los jóvenes
lo pasean por las calles y se hace esperar su llegada hasta la
Plaça Vella. Este año, al contrario que en las últimas ocasiones,
el Pi de Ternelles llegó pronto a la plaza, sobre las seis y media
de la tarde, entre el júbilo de los pollencins y visitantes que
esperaban allí. El alcalde Joan Cerdà explicó que la de ayer es la
hora habitual en la que el pino solía llegar a la plaza, pero en
los últimos años se había retrasado por diferentes motivos.
Entre los incidentes sólo cabe destacar que durante el descenso
la rueda de una de las carretas utilizadas para descender el pino
le aplastó a un policía local varios dedos de un pie. Fue
trasladado a un clínica de Palma para realizarle unas radiografías.
Una vez plantado el Pi de Ternelles en la Plaça Vella, comenzó otra
dura prueba para los jóvenes, que ya acumulaban cansancio y buenas
dosis de «mesclat»: trepar hasta la punta y alcanzar el gallo que
de allí se cuelga. Lo intentaron durante una hora y media y
finalmente lo consiguió el joven Joan Ramis.
L.Planas/C.Moreno
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