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Miguel Garau Horrach es jesuita. Hasta su reciente jubilación, ha sido profesor de Historia del Arte Universal, de la Filosofía y de la Música. También ha dado clases de Religión y de Estética Cinematográfica, esto último gracias a dos cursos que estudió en la Universidad de Valladolid. «Dimos clases de Estética Cinematográfica durante siete años -dice-. Entre aquellos alumnos, dos, Tony Aloy y Luis Casasayas, son hoy directores de cine, y otro, Oliver Torrents, el hijo de Xim, está estudiando cinematografía», dice.

Además de todo esto, lo cual no es poco, el padre Garau, pinta. Retratos, paisajes y figuras en movimiento. De ellas nos llaman la atención una tienta campera: caballos, toros y jinetes juntos, en plena acción. «Me encantan los toros -dice-. Es el duelo entre el hombre y el animal, donde la fuerza termina sometiéndose a la inteligencia». En el estudio ubicado en la segunda planta del colegio de Montision, según se entra a mano derecha, y apoyado sobre la pared, descansa un gran retrato de Antoni Maura junto a otros pequeños cuadros, retratos también casi todos ellos. Y frente a éstos, los de los Reyes y Diana de Francia. «Los Reyes no saben que los he retratado, pero la princesa Diana, sí. Ella vino a posar aquí cuatro veces. Y una vez terminado, ha visto el trabajo y le ha gustado mucho».

Recreándose nos hace un recorrido sobre cada uno de los retratos. «A los de los Reyes les he buscado un entorno muy nuestro. La Reina, con la Catedral de Palma y el mar de fondo; el Rey, marino él, con el mar, el club náutico y el Castell de Bellver, en otros tiempos edificación militar. En cuanto a la ropa, al Rey le he vestido de gala, con la banda de Carlos III cruzando su cuerpo y el Toisón de Oro prendido de su cuello. El vestido de la Reina ha sido de mi creación; ella, por tanto, jamás lo ha llevado. Me he inspirado en el que usaban las señoras mallorquinas de antaño y, como suelen pasar los veranos en Palma, he colocado entre sus manos un abanico. Su cabeza está coronada por la diadema real y lleva la banda de Carlos III con la Inmaculada. Como se puede ver, no lleva muchas joyas. Por último, Diana de Francia luce un vestido de mi invención pero muy de acuerdo con su estilo, austero, pero elegante. Las joyas son suyas».

Pedro Prieto