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Tiene más de 150 años y, por fin, un futuro próximo y definido. El Hospital General Médico Weyler y Laviña, nombre que adoptó el Hospital Militar de Palma en 1997, es el hospital militar en funcionamiento más antiguo del territorio nacional. El Plan de Reforma de la Sanidad Militar, derivado del nuevo modelo de Ejército fruto de la profesionalización de las Fuerzas Armadas, contempla la venta de 8 de los 14 hospitales militares que actualmente existen en España, entre los que se incluye el Hospital General Médico Weyler y Laviña, nombre que recibe del que fue primer director del segundo hospital militar de Palma (el primero se llamó Hospital Real y se encontraba próximo al hospital General), padre del célebre general Weyler.

Hace poco más de un mes, el Govern balear y el Ministerio de Defensa suscribieron un protocolo de intenciones que establecía la compra por parte del Ejecutivo balear de los dos edificios independientes que integran el hospital, por 7,2 millones de euros, acuerdo definitivo que se firmará este mes. La capilla, el claustro, la biblioteca y el Archivo Intermedio Regional de Baleares (ambos espacios de carácter público) seguirán dependiendo del Ejército. Los inmuebles que serán adquiridos por el Govern serán convertidos en un centro sanitario para personas mayores, que contará con un número de camas no superior a las 120. Se crearán 72 plazas para asistidos, de las cuales el 15 por ciento estarán reservadas para los beneficiarios del Instituto Social de las Fuerzas Armadas (IFAS). Está previsto que una parte del inmueble se convierta en un centro de día para enfermos con Alzheimer.

El Hospital Militar de Palma tuvo muchos años de completo rendimiento, aunque desde hace tiempo se debatía sobre su reconversión. Está ubicado en el antiguo convento de Santa Margarita. En el siglo XIII se situaba en ese lugar (calle Sant Miquel con Oms), la iglesia y el convento de los frailes franciscanos. A este convento acudían tullidos o leprosos a implorar su curación a la imagen de Santa Margarita. Las monjas vivieron en este convento hasta 1837, fecha en la que fueron enclaustradas del mismo en virtud de la Ley de Desamortización de Mendizábal. El convento, una vez vacio, fue destinado como hospital de convalecientes y en 1841 fue cedido al Ejército, siendo cinco años más tarde, en 1846, destinado como hospital militar. Su completa instalación duró dos años. Quedan numerosos vestigios arquitectónicos como recuerdo de esos años de esplendor. La edificación de origen ha sufrido, con el paso del tiempo, numerosas modificaciones y dos ampliaciones. En los años 50, cuando se llegó a tener en funcionamiento hasta 600 camas, el hospital se amplió con las construcción del edificio de la calle Oms, actual entrada principal, y el de la calle Sant Miquel. A la superficie inicial de 4.200 metros cuadrados, se añadieron estas dos parcelas.