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El domingo 21 de marzo se celebra el Día del Seminario. En estos momentos en el Seminario Mayor hay ocho seminaristas. Uno de ellos ya no convive en el seminario sino que se prepara para la ordenación. En el Seminario Menor hay 26 seminaristas en familia, que se reúnen cada mes en dicho Seminario Nuevo.

Este esperanzador dato, en cuanto a nuevas vocaciones, nos los ofrece Toni Vadell, actual rector del Seminario Menor, formador del Seminario Mayor y delegado diocesano de Pastoral Vocacional.

-¿Nos podría explicar cuál es la diferencia entre el Seminario Mayor y el Seminario Menor?

-Forman parte del Seminario Menor aquellos chicos menores de edad que se plantean la posibilidad en un futuro, de ser sacerdotes. Son chicos que están estudiando sexto curso de Primaria, ESO, Bachillerato o simi-

lares. Actualmente no viven internos, como hace algunos años, sino que viven en su casa, con su familia, van a clase en su colegio o instituto y participan mensualmente en un encuentro en el Seminario Menor, y están acompañados por los formadores. En cambio, en el Seminario Mayor conviven jóvenes mayores de edad, que ya están estudiando la carrera de cura, Teología. El Seminario Mayor implica un mayor compromiso en su planteamiento vocacional.

-¿Qué se pretende dedicando un día al Seminario?
-El objetivo de esta jornada es acercar el seminario a toda la diócesis, para que lo conozcan y lo aprecien más. Sensibilizar a las comunidades cristianas de la necesidad de vocaciones sacerdotales y potenciar la oración por las vocaciones. En este sentido, en todas las iglesias el domingo día 21 de marzo se tratará el tema y se rezará por el Seminario diocesano.

-¿Cúales son las condiciones a favor y en contra que tiene un joven a la hora de dar el paso hacia el Seminario?

-Me da la impresión de que en nuestra sociedad mallorquina hemos perdido el sentido de Dios. En nuestros ambientes, empezando por las familias, no se respira un clima de fe. Esto dificulta enormemente que haya jóvenes que se hagan la pregunta vocacional: ¿Qué quiere dios de mí? Por otra parte, también es verdad que el vacío que experimentan muchos jóvenes cuando se hacen preguntas vitales y no encuentran fácil respuesta, les inquieta y les mueve a buscar horizontes sin sentido. Después les cuesta comprometerse. El mundo de la juventud es apasionante, porque por una parte te encuentras con muchos chicos y chicas que buscan, que quieren entregarse a los demás. Por otra, te encuentras con ambientes deshumanizados donde no sólo está ausente Dios, sino que faltan sobre todo, valores humanos básicos.

-¿Qué papel juegan los padres de un joven a la hora de ser seminarista?

-El papel de los padres es decisivo. También en el Seminario Mayor, pero sobre todo en el menor. Hay chicos que hoy no están en el seminario menor porque a sus padres no les gusta la idea de que se planteen la posibilidad de ser curas. En muchos casos no se trata de padres no creyentes. A veces son de estos que son conscientes de que las parroquias necesitan sacerdotes, pero ya lo será el vecino, mi hijo no. También es cierto que la mayoría de los padres de los seminaristas colaboran intensamente en la labor del seminario, y agradecen la colaboración del seminario en la formación de su hijo.

-¿Cuáles son los requisitos indispensables para ser seminarista?

-Que sea un chico normal, de hoy, amigo de sus amigos. Es importante que tenga ganas de conocer más a Jesús, descubrir su mensaje y ponerlo en práctica.

-¿Qué le diría a un joven que busca y se hace preguntas?

-Que está de enhorabuena. También le diría que hemos nacido para amar y ser amados, y que estoy convencido de que una persona es feliz cuando se da a los demás.

Amalia Estabén
Fotos: Pere Bota