María Victoria García Ujeda, de 23 años, reclamó el pasado jueves
25 el alta voluntaria del hospital Son Dureta, justo el día después
de haber dado a luz, para evitar que el Departament de Protecció de
Menors del Institut de Serveis Socials, organismo dependiente del
Consell Insular de Mallorca, la separara de su hija: «Cualquier
persona se merece una segunda oportunidad, quiero ser feliz con mis
hijas», afirmó.
Una «huida» que acabó con una medida cautelar que desde ayer
obliga a que la niña permanezca en Son Dureta, ya que al nacer le
fue diagnosticado un soplo en el corazón. Algo que la madre de la
recién nacida asegura que no conocía.
La relación de María Victoria García Ujeda, de 23 años, con el
Institut de Serveis Socials de Menors, organismo dependiente del
Consell Insular de Mallorca, empezó hace bastantes años ya que la
joven ha formado parte de una familia desestructurada. Casada con
Alberto Serra, de 70 años, el miércoles pasado dio a luz a una
niña, María Laura, cuya tutela ha reclamado el Institut de Serveis
Socials.
Hace año y medio, a través de medida administrativa, se notificó
a María Victoria y Alberto Serra que Protecció de Menors se hacía
cargo de la tutela de sus dos hijas mayores, entonces de 3 y 5
años. Las razón por la que intervino entonces la institución se
debió a una denuncia que hacía referencia a los abusos sexuales que
sufrían las niñas por parte de un vecino y conocido del padre,
hecho probado y sentenciado gracias también a las denuncias que
interpusieron los padres contra este sujeto. Sin embargo, Menors
consideró «que no se había protegido suficientemente a las niñas»,
cuenta la abogada de la familia.
Asimismo, en la decisión de Menors intervinieron otros factores
como la suciedad de la casa y falta de habilidades de los padres
para atender a las niñas. Como afirmó Antonio Calvo, director de
Protección del Menor: «El conjunto de la unidad familiar no
garantiza mínimamente la correcta atención del menor, razón por la
que sus dos hijas mayores pasaron a una situación de tutela
permanente con una tía y ahora se le reclama la recién nacida».
Otros aspectos que se barajaron en esta falta de «garantías» fueron
unos informes médicos que determinan una deficiencia del 33 por
ciento en el coeficiente mental de la madre, porcentaje, por otra
parte, insuficiente para que la Administración otorgue una pensión
por minusvalía. Y la avanzada edad del padre.
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