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Ayer tuvo lugar la inauguración oficial de dos pisos tutelados para internos y ex internos de la cárcel de Palma. Se trata de la primera actuación en el marco del proyecto Pis d'Acollida que lleva a cabo la Diócesis de Mallorca junto con la Conselleria de Presidència i Esports para facilitar la reinserción de la población reclusa masculina que carece de recursos económicos, trabajo o familia.

«El periodo de transición a la vida normal es el más peligroso, es cuando se suele reincidir. Razón por la que durante unos seis meses estas personas recibirán apoyo para que su adaptación sea más eficaz», afirmó Jaume Alemany, director del Secretariat Diocesà de Pastoral Penitenciària.

Balears cuenta en la actualidad con una población penitenciaria de 1.365 presos, cifra que desde el año 2000 va en aumento, según la Dirección General de Instituciones Penitenciarias del Ministerio del Interior. Asimismo, el 64% de los detenidos tiene antecedentes, según fuentes policiales. Pis d'Acollida está financiado por el Secretariat Diocesà de Pastoral Penitenciària, la Conselleria de Presidència i Esports y Càritas Diocesana de Mallorca. En concreto, el secretariado aporta la dirección del proyecto y dos educadores: los sacerdotes Esteva Serna y Mariano Moragues. La Conselleria aporta una pedagoga y un monitor. Cáritas Diocesana, los bienes inmuebles y la red de atención primaria y específica.

Tal y como afirmó Jaume Alemany, se trabaja en conjunto con los asistentes sociales del Centre Penitenciari de Mallorca, son ellos quienes aconsejan qué presos responden al perfil que se adapta al proyecto: «Casi siempre personas que deben contar con una tutela, para disfrura de un permiso o que por carecer de trabajo, dinero o familia, pueden volver a delinquir». Pis d'Acollida se estructura en tres fases: una de adaptación a las normas del piso y de regularización de la situación socio-sanitaria. Otra de integración laboral. Y, por último, la fase de emancipación.