Con el atrevido desparpajo al que nos tiene acostumbrados y una
desbordante simpatía, Moncho Borrajo regresó ayer a la Isla,
después de tres años de ausencia, para presentar su nuevo
espectáculo, «Cosas Mías», que representará en el Auditòrium desde
mañana y hasta el lunes y con el que debuta como empresario
teatral. En esta nueva producción, de dos horas ininterrumpidas,
Borrajo nos traslada a través de cinco personajes que él mismo
interpreta a la sonrisa, la risa y la carcajada, sin olvidarse de
la emoción contenida que suscitan algunas de sus intervenciones
sinceras. En esta obra también hay un hueco para la ternura;
momento en el que el artista saca una silla, se sienta frente al
público y habla de él. «Sin ternura, mi espectáculo sería un
mitin», explica el cómico. Además, en esta ocasión, el artista no
estará sólo en el escenario, ya que cuenta con la participación de
otros actores de la recién creada compañía Teatralamaya.
El cómico reconoce que en este nuevo montaje regresa el Moncho
Borrajo más auténtico que se mete con todos y todo. «Sigo siendo
crítico con los ricos y los pijos, no me meto con personas con
dificultades como los minusválidos o los inmigrantes porque para mí
no tiene ni pajolera gracia», aseguró el artista.
La actualidad es una fuente de inspiración para este
polifacético artista, y por ello en su espectáculo no faltan bromas
sobre la boda Real, las elecciones, las rivalidades autonómicas y
parodias sobre la Navidad y los chalets adosados. Ante el hecho de
que vierta tantas críticas, Moncho asegura que «el cómico es un
filósofo frustrado» y añade: «Somos los grandes rebeldes, que
seguimos dando caña». Como de costumbre, los políticos reciben
buena parte de estas críticas y asegura que los de la transición
«eran estupendos, mientras que a los de ahora les quitas del
entorno por el que se mueven y son personas grises, que carecen de
carisma». Puestos a analizar la actualidad política, el actor dijo
sentirse orgulloso de pertenecer a este país tras el 11-M por el
apoyo social, y sobre las elecciones aseguró sentir mucha pena
porque «todo se manipuló mucho». Para él, el resultado fue que a
«Zapatero le han dado un dardo envenenado y a los otros un jarro de
agua fría».
Sobre la afluente moda de los monólogos estilo americano,
Borrajo señala: «Hace más de 30 años que Gila, Leblanc o yo mismo
los hacíamos». Pese a ello, el cómico echa de menos en los actuales
monólogos más crítica social, «presentan un humor blanco sin
compromiso social».
Cuando habla de televisión, pone el grito en el cielo y se
indigna por la evolución de la misma, debido a su «increíble nivel
de mal gusto». Admira el ingenio y lo define como «una buena crema
para la pedantería». Concluye afirmando que la gente «perdona más
una grosería que una pedantería».
Samantha Coquillat
Foto: Joan Torres
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