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Es increíble!, lo hemos conseguido. No me lo creo. Exclamaban algunos de los jóvenes caminantes de Palma a la entrada, al mediodía de ayer, en la ciudad de Santiago tras recorrer durante toda esta semana, en la cual les hemos acompañado, una pequeña parte de esos 800 kilómetros de senderos desde Finisterre hasta la catedral de Santiago. Realmente han sido unos 110 kilómetros del Camino de Santiago los recorridos por los jóvenes. A las ocho de la mañana de ayer, y como ha sido costumbre durante todos los días, los chicos y chicas del grupo se levantaron de sus colchonetas y sacos de dormir, en esta ocasión con más ilusión puesto que a tan sólo cinco kilómetros se encontraba la meta, a la que tras el desayuno pusieron rumbo para recoger «la Compostela», diploma que les acredita a todos ellos el esfuerzo realizado en este Xacobeo 2004. Y como apoyo moral, abriendo camino y abanderando el grupo, entre los chavales estuvo la alcaldesa de Palma, Catalina Cirer, quien ataviada con ropa cómoda e informal y deportivas, bastón en mano, y acompañada también por el teniente de alcalde y concejal de Esports i Joventut, Rafael Durán, llegó con ellos hasta la catedral de Santiago. Cirer cedió el protagonismo a los jóvenes y se puso al final de la cola. Fueron los kilómetros más rápidos, no por el ritmo de los caminantes, sino por encontrarse ya en la ciudad que les confirmaba su hazaña, puesto que la gran mayoría de estos chavales nunca habían recorrido 25 kilómetros diarios.

Durante estos días, también hemos visto pequeños grupos de amigos o conocidos de Mallorca, gente que por su cuenta ha querido realizar este peregrinaje por el Camino de Santiago. Nos encontramos a Pedro, Pepe y Tomeu, residentes en Inca y que salieron desde León.

El grupo de palmesanos llegó pasadas las doce del mediodía de ayer al caserón que linda con la catedral donde se entrega «la Compostela». Tras mostrar el documento, sellado por cada albergue y punto de paso del camino, y ya con el diploma en la mano, acudimos a la misa del peregrino. Ante la belleza y enorme construcción de tan majestuosa catedral, los muchachos la comparaban con la catedral de Palma: «Ésta es más grande», decía Jorge Luis, de 15 años de edad, mientras Claudia le replicaba que la de Palma es más guapa. Tras la ceremonia, salieron a realizar fotos o contemplar la catedral desde la plaza del Obradoiro. Posteriormente, nos mostraron la Puerta Santa, un gran portón que se abre exclusivamente en los años santos para que los peregrinos consigan, según privilegios del siglo XII, la absolución plenaria.

Julián Aguirre