Los «cascos azules» vigilaron la protesta, durante la que se construyó un muro simbólico. Foto: MÓNICA GONZÁLEZ

TW
0

El muro de Berlín separó física y metafóricamente el mundo capitalista del comunista durante la guerra fría, pero finalmente fue derribado en 1989. Poco antes había finalizado el levantamiento de otra muralla, el llamado «muro de la vergüenza», que mantiene dividido al pueblo saharaui desde hace casi veinte años. Una delegación española, con participación mallorquina, partió el pasado jueves hacia Tindouf (Argelia) para protagonizar la primera protesta nacional contra este muro, organizada por la Federación Estatal de Instituciones Solidarias con el Pueblo Saharaui, la Coordinadora Estatal de Asociaciones de Amigos del Pueblo Saharaui, los intergrupos parlamentarios «Paz para el pueblo saharaui» y la Asociación Internacional de Juristas por el Sáhara Occidental.

Políticos, juristas y artistas -entre los que se encontraban la actrices Marisa Paredes y Mercedes Lezcano, viuda de Adolfo Marsillach- de Balears, Catalunya, País Vasco, Aragón, Andalucía o Madrid marcharon el sábado 24 hacia los territorios liberados del Sáhara Occidental para denunciar este «crimen contra la humanidad» y exigir una postura más firme a la ONU. Bajo la atenta mirada de los «cascos azules», la protesta, a la que se unieron numerosos saharauis, se detuvo a escasos 500 metros del muro, donde se confrontó la brutalidad y la injusticia con la lectura de poemas de poetas saharauis y se recitó «El pi de Formentor», de Costa i Llobera, en boca del escritor mallorquín Biel Mesquida. Poco después, los periodistas tuvieron ocasión de entrevistarse con el presidente de la RASD, Mohamed Abdelaziz, quien pidió a Zapatero una política «de continuidad».

Este muro fue construido por Marruecos con asesoramiento israelí entre 1980 y 1987, y divide el Sáhara Occidental de norte a sur, dejando del lado ocupado todas las fuentes de agua potable del país. Construido a base de alambre de espinos y fosos, esconde diez millones de minas. Mantener la muralla le costaba a Marruecos un millón de dólares diarios durante la guerra, razón por la cual el régimen alauí se prestó al alto el fuego en 1991, para desde entonces practicar maniobras dilatorias y no firmar el II Plan Baker para la autodeterminación del Sáhara.

Mónica González (Sáhara Occidental)