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No sé si los empresarios mallorquines que siguen aún por un par de días en China invertirán o no. Sin duda, que lo hagan dependerá de la evaluación que realicen, tanto de lo que han visto como de las proposiciones que les han hecho, que han sido cuatro, una solventada y el resto en el alero. La solventada es que ayer, tras habérselo pensado durante toda la semana, Toni Yoh se comprometió formalmente con el Gobierno chino a desarrollar en el futuro, sobre un solar de unos 17.500 metros cuadrados, un negocio dedicado a la alimentación. En dicho solar podría tener una parte Manuel Rodríguez.

En cuanto a los probables están el solar del que les he venido hablado durante estos días, dentro del municipio de Haimen -no muy lejos del de Yoh-, pensado, en principio, para construir una fábrica de ladrillos, en el que de momento están interesados Guillem Ballester, Joan Rosselló y su hermano, y los citados Manuel Rodríguez y Toni Yoh. Como ya saben, los cuatro han firmado un precontrato con el Gobierno chino. Tienen un mes de tiempo para decidir lo que hacen. Por otro lado, tampoco se ha cerrado la puerta para seguir negociando la construcción de un hotel, o bien en el islote Shiye, que hay en un lago a tres kilómetros del Ayuntamiento de Bantu, o bien en una península de dicho lago. El primero, de cinco estrellas, y el segundo, de cuatro. Están interesados en ello Gori Codolá y Juan Mateu. Como les conté, construir un hotel en China no es sencillo, y en este caso concreto quedan todavía muchos cabos que atar, por lo que, como digo, se ha dejado abierta la puerta de las negociaciones, «que podrían retomarse, ya bien volviendo a China -según comentó Gori Codolá-, ya bien haciéndolo a través de la Cámara de Comercio, desde Palma». Por último están los negocios derivados de la importación y exportación. Tras lo visto, no hay duda de que ahí se puede ganar mucho dinero, porque ¿quién no tiene en casa artesanía china? Según hemos podido saber, valencianos y catalanes están ya muy metidos en este asunto, aunque no importa, dado que el campo es inmenso y los precios que se barajan por aquí son bajísimos respecto a como se vende luego por ahí. Ahora, que nuestros paisanos entren en este territorio depende de que lleguen a un acuerdo con fabricantes y transportistas y luego de tener muy claros los números con Hacienda. Naturalmente, puede haber otro tipo de importación: la que el empresario, sobre todo hotelero, hace para sí mismo, comprando en este mercado el producto (mesas, sillas, vasos, cubiertos, toallas, sábanas, etc.) a un precio que nada tiene que ver con el que abona en España por lo mismo. Y eso que, de momento, nadie de los que estamos aquí les ha mostrado los euros, cosa que en cambio sí están haciendo otros inversores de los miles que a diario negocian con ellos. Pienso que en esto ha tenido que ver bastante la mano de Toni Yoh, artífice de estos dos viajes a China, quien cada vez que una autoridad china del rango de las que estamos tratando ha visitado Mallorca -otras, de mayor, que se sepa, no han viajado a la Isla-, la ha atendido muy bien, cosa que creo que es justa resaltarlo y en la que todos estamos de acuerdo.

Por lo demás, me quito el sombrero ante el trato que hemos recibido de parte de las autoridades chinas. Siempre pendientes de nosotros, poniendo a nuestra disposición cuantos medios faciliten las gestiones.

Igualmente, durante casi todos los días, sea durante las negociaciones, sea en los almuerzos o en las cenas, las máximas autoridades del gobierno regional o municipal, o personas delegadas por ellos -que ha sido pocas veces, desde luego-, los han compartido con nosotros.

Pedro Prieto