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El nuevo presidente de PIMEM, Francesc Horrach, pronunció ayer un discurso crítico ante la XXVIII asamblea general de la patronal, en la que cuestionó la gestión de la asociación en los últimos 10 años, así como la falta de modernización de las empresas que la integran, factores que se propuso corregir durante su mandato. «Quiero que empiece una nueva etapa en nuestra historia como empresarios de la pequeña y mediana empresa de Mallorca», afirmó ante los asambleístas en Ses Cases de Sa Font Seca.

«Nuestra insatisfacción deriva de la contemplación de la situación actual. PIMEM ha ido perdiendo peso específico en el tejido empresarial y social de Mallorca», afirmó Horrach, quien indicó que «nuestra federación se ha quedado a trasmano de las grandes corrientes que han seguido otras regiones y países, lo que ha supuesto en muchos casos el aislamiento de nuestras empresas en modernización, posiblemente el mayor daño que se puede hacer a una federación», dijo. «La situación de las pymes de Mallorca, referida al menos a nuestra asociación, es más preocupante ahora que hace 15 años», afirmó Horrach, quien manifestó no obstante su convencimiento de que «esta petrificación sea dominada». Como objetivos, citó su voluntad de tener una federación fuerte con un crecimiento de socios hasta alcanzar los 13.000, un edificio único con todos los servicios y recuperar el protagonismo de hace 10 años, entre muchos otros. El conseller de Economía, Lluís Ramis de Ayreflor, pronunció también un discurso ante los asambleístas en el que expresó el apoyo del Govern al sector privado y destacó la recuperación económica balear. «En los últimos meses se ha producido una mejora económica, lo cual era uno de los principales objetivos de este Govern», afirmó el conseller, quien puso como ejemplo el crecimiento de índice de empresas por cada 1.000 habitantes desde las 80 a las 82,8 en un año, siendo la media española de 67 empresas.

La asamblea aprobó la entrega del Escudo de Oro de PIMEM, máximo galardón de la federación, a Josep Capó Capellà, en agradecimiento a sus más de 28 años de dedicación, decisión que fue muy aplaudida. A continuación tuvo lugar una cena a la que asistieron 300 empresarios y autoridades, entre los que no faltaron el presidente del Parlament, Pere Rotger, el de la Cámara de Comercio, Miquel Lladó, y el de Sa Nostra, Llorenç Huguet, entre otros.