Se han cumplido dos meses desde aquel trágico 11 de marzo y
desde entonces el país ha dado un vuelco. La primera sorpresa, el
triunfo del Partido Socialista en las elecciones, ha dado paso a
una aluvión de acontecimientos que nos deja sin respiro. Quince
decretos en dos semanas y una enorme profusión de buenas
intenciones.
Entre ellas destaca la anunciada reforma del Senado, una cámara
hoy por hoy superflua que limita sus funciones a la segunda lectura
de lo aprobado en el Congreso de los Diputados. Se trata de una
vieja ambición, dado que la propia Constitución consagra al Senado
como cámara de representación territorial, que nadie ha sabido o ha
querido acometer hasta hoy.
No será fácil, desde luego, teniendo en cuenta que una tarea de
tales dimensiones requiere el consenso de todos los partidos
políticos y en asuntos de esta índole las diferencias entre, por
ejemplo, nacionalistas y 'populares', son bien patentes.
Pero para eso tenemos toda una legislatura por delante, en la
que tendrán que acometerse cuestiones de cierta trascendencia
planteadas por el presidente José Luis Rodríguez Zapatero.
Probablemente la más importante siga siendo la vigencia del Pacto
Antiterrorista firmado por socialistas y 'populares', que ayer
vivió su primera reunión tras el cambio de Gobierno y, lo que es
más determinante, tras el zarpazo del terror islámico.
Ambos partidos deberán a partir de ahora formar una piña para
evitar situaciones como la vivida recientemente, con agrias
acusaciones entre unos y otros a raíz de los atentados de Madrid.
Lo urgente hoy es ponerse manos a la obra para que los terroristas
y, sobre todo, quienes pululan en su entorno, se vean cada día más
acorralados por los demócratas.
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