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El teniente de alcalde de Hisenda y de Funció Pública del Ajuntament de Palma, Pedro Àlvarez, y Maite Jiménez, respectivamente, rechazaron ayer ante el juez la acusación del sindicato CC OO de haber cometido un delito de prevaricación al autorizar el pago de 1,2 millones de euros en el concepto de horas extra a medio de centenar de funcionarios. Àlvarez y Jiménez, que declararon en calidad de imputados durante dos horas ante el titular del Juzgado de Instrucción número 7 de Palma, son dos de los altos cargos acusados de abonar, entre 1998 y 2003, 1,2 millones de euros en horas extra a empleados de Cort. En esos años, Alvarez y Jiménez ocupaban los cargos de teniente de alcalde de Hisenda y de Funció Pública. Rafael Perera, abogado de Àlvarez y Jiménez, explicó que las horas extras realizadas «lo fueron por servicios extraordinarios normales, no estructurales, y que no estaban sometidos a la limitación de 80 horas».

«Eran servicios sobre los que no se podía prever la existencia ni la duración de los mismos. Por ello, esas horas extraordinarias no se rigen por el Estatuto de los Trabajadores, sino por la Ley de Función Públicas», dijo.

Con respecto a que algunas partidas que obran en poder del juez, aportadas por CC OO, reflejan el cobro por parte de un funcionario de hasta 700 horas extra, Perera afirmó: «No significa que se hayan realizado en un mes, sino que son partidas arrastradas de meses, e incluso, de años anteriores; es decir, se acumulaban hasta que tuviera (el Ajuntament de Palma) posibilidades económicas de satisfacerlas». Y añadió: «Todo surgió a raíz de un problema que hubo con la Policía Local, que se quejó porque no cobraba. Entonces, en un Pleno se realizó un reconocimiento de deuda, por valor de 1,2 millones de euros. Por ello, es cierto que por ese plan de pagos, algún empleado pudo cobrar 600 horas en un mes determinado. Pero esas horas correspondían a meses o años de trabajo anterior». Dijo que el área de protocolo en Alcaldía es «especial» por la sencilla razón de que el alcalde, entonces Joan Fageda, tenía un horario, prácticamente, de 24 horas. «Sus chóferes se tenían que turnar y hacer una cantidad de horas extraordinarias muy importantes», dijo.