Los meses de mayo y junio resultan idóneos para la elaboración
del licor de hierbas mallorquinas. La estación primaveral obra el
milagro de regalarnos múltiples variedades en ausencia de fuerte
sequía. El equipo de cocina de Son Termens, que dirige Vicente
Fortea, las preparó de forma artesana, contando con la colaboración
del veterano experto Guillem Negre Canals, en Guiem Negre de
Bunyola. Andreu explicó que aprendió a hacerlas «a través de su
padre, antiguo propietario del bar El Día, situado en la plaza de
esta localidad. Quien iba a buscarlas era él, que conocía ses
tresques, y en cuanto llegaba me indicaba el nombre de las
variedades y las proporciones».
Para elaborar las hierbas, Guillem y Vicente emplearon diversas
especies, como eromaní, tarongí, flor de naranjo seca, hojas de
limonero, fonol fresco, til·lo, camamil·la, senyorida, hierba
Luisa, menta, nuez verde, hojas de nogal, ginebró y algunos granos
de café. El experto no incorporó sándalo ni ruda, ya que modifican
el sabor, aunque en otros lugares de la Isla son usados, al igual
que un pequeño níspero maduro. Poco a poco, sin despistarse, fueron
incorporando en las botellas dispuestas en su justa proporción cada
una de las hierbas descritas.
A continuación las fueron rellenando según gustos. Con cazalla
las botellas de hierbas secas, con un pelín de anís. Con anís y una
pizca de cazalla las botellas de hierbas dulces, y las de hierbas
semi con un poco más de anís que de cazalla o anís extra seco.
Guillem Negre afirmó que «el tiempo de maceración para que resulten
óptimas es de seis meses, aunque con dos meses ya se pueden tomar,
y no caducan nunca».
Amalia Estabén
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