La Beateta estuvo acopmañada en todo momento por un grupo de 'angelets'. Foto: TERESA AYUGA

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La Carrossa de la Beateta volvió a recorrer anoche las calles de Valldemossa convirtiéndose un año más en uno de los momentos más especiales de las fiestas veraniegas que este pueblo dedica a Santa Catalina Tomàs.

Centenares de «valldemossins» se reunieron en la Plaça Na Búger, desde donde se inició el recorrido, para ver la cabalgata del Carro Triomfal de la Beateta, este año presidida por la pequeña Llúcia Mas Simpson, que estuvo acompañada por un grupo de pequeños angelets que estuvieron repartiendo caramelos muy sonrientes: Daniel Mas, Miquel Perelló, Aida Villa, Joan Estaràs, Pau Calafat, Gaspar Munar, Maria Pia Estradas, Laura Estradas, Maria Boscana, Joan Estarás, Pilar Echevarría, Maria Teresa Cano y Julià Mulet. Muy cerquita de los niños iban sus familiares y voluntarios de Protección Civil, para velar por la seguridad de los pequeños angelets y de los participantes.

Los «valldemossins», además de muchos turistas y curiosos que se acercaban para contemplar el espectáculo, se quedaron fascinados por la belleza de la Carrossa, adornada por Mateu Ripoll. Después de 31 años ePadrí, que como manda la tradición abre el cortejo a lomos de una somereta, dejó de ser Jaume Mas, que cedió su puesto a su hijo, Gaspar.

Éste, junto con otras carrosses, carretons i someretes inició el desfile.

La Carrossa principal desfiló a ritmo de la Banda de Música de Montuïri y la Colla de Xeremiers de sa Garriga y fue conducida por Antonio Mas y Jaime Salvà, que hicieron un alto junto al palco de autoridades -situado en la plaza Ramon Llull- para homenajear a la mujer y al hombre más mayores del pueblo: María Pastor Mut, nacida en 1907, y Antonio Obrador Roig, nacido en 1909. Es una tradición que se rinda este homenaje a la gente mayor ya que, según el alcalde de Valldemossa Joan Muntaner, «son depositarios del conocimiento, de las virtudes y de la experiencia». Maria no pudo recibir in situ el homenaje, ya que por su estado de salud lo mejor fue que se quedara en casa. Entre los cientos de asistentes se pudo ver a la vicepresidenta del Govern balear, Rosa Estaràs, y al alcalde de Son Servera, Damià Ripoll.

Jéssica Hernández