A la conquista de la Berger. Éste es el objetivo que quince
espeleólogos mallorquines tienen previsto llevar a cabo a
principios de septiembre. La Berger, situada en la localidad
francesa de Grenoble, es una de las quince grutas más profundas del
mundo, con 1.122 metros de descenso. La expedición está formada por
diez hombres y cinco mujeres, integrantes de los grupos Club
Voltors, Grup Anem y el Grup Nord de Mallorca. Todos ellos tienen
años de experiencia en espeleología y un gran conocimiento de las
técnicas de descenso. A pesar de eso, a excepción del director de
la expedición, Toni Croix, ninguno ha realizado el descenso de una
cueva de más de mil metros. A partir de día 28 de este mes el grupo
partirá progresivamente hacia el país galo, allí se sumarán otros
cinco espeleólogos de la Península que se han apuntado a la
expedición mallorquina.
Se trata de una cavidad de gran dificultad en el mundo de la
espeleología. «Dentro de la dificultad de las cuevas de 1.000
metros, esta es relativamente assequible», comentó Croix, quien
cree que «la Berger es tan atractiva debido a esta relativa
facilidad y la gran belleza de sus formaciones geológicas». Las
grutas de más de 1.000 metros de profundidad son un mito en el
mundo de la espeleología. «Es como la cordillera del Himalaya en el
mundo de las expediciones subterráneas», aseguró Toni Croix. El
director comentó que «uno de los puntos más delicados de la
expedición es el aspecto psicológico, ya que, sobre todo subiendo,
la mente sufre mucho». Otra de las dificultades más importantes que
tiene la cueva es el agua, que a partir de los 500 metros bajo
tierra empieza a ser peligrosa. «Es como un río bajo tierra, y si
ha llovido, no hay más remedio que resguardarse en un rincón seguro
y esperar a que pase», afirmó el espeleólogo.
Debido a las reducidas dimensiones de la cueva, la expedición se
dividirá en cuatro grupos de cinco personas para bajar. Los
trabajos de descenso de material y montar el campamento base se
dividirá entre los grupos, sin embargo todos ellos tendrán la
oportunidad de llegar al punto más profundo de la cueva, a 1.122
metros bajo tierra.
Para que el grupo tenga éxito, éste tiene que ser lo más
homogéneo posible. «No es bueno colocar los hombres con más
experiencia en un grupo, ya que el otro quedaría descompensado. Lo
mejor es que todos los grupos sean lo más parecido posible»,
argumentó Toni Croix.
La expedición tiene previsto hacer la primera incursión en la
cavidad el día 1 de septiembre. «El primer descenso servirá para
transportar material. Bajaremos hasta los 300 metros, dónde
dejaremos el grueso de todo el que necesitamos para que después la
bajada sea más comoda», afirmó el director.
Para una expedición como ésta se necesita una gran cantidad de
material, «cada uno llevamos 20 kilos en las mochilas», comentó
Toni Croix. Por eso el grupo tiene que contar con un número elevado
de expedicionarios para que pueda hacerse el descenso.
En el segundo descenso, el grupo montará el campamento base a
500 metros bajo tierra. «Esta es una de las dificultades de la
expedición, ya que montar un campamento, con sacos y cocina, es muy
complicado a esta profundidad», explicó el jefe de los
expedicionarios. Una vez esté instalado el campamento base, el
grupo descansará para después atacar la cueva. «Si todo va bien, el
primer grupo llegará al fondo de la cueva el día cuatro o cinco de
septiembre», aseguró Toni Croix. Una vez éste vuelva, el resto de
los grupos irán bajando progresivamente.
J. Medrano
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