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PABLO PERAL
La temporada turística alcanza en estos días su máximo apogeo, con las mejores cifras de ocupación hotelera, lo que se refleja en una mayor animación en la práctica totalidad de las zonas. Sin embargo, la afluencia de gente en los paseos costeros no se ve reflejada de manera proporcional en una mayor actividad en los establecimientos de oferta complementaria. Al menos ese es el caso de la Platja de Palma, que en estos momentos registra una excelente ocupación hotelera.

Según Ricard Plà, propietario de uno de los locales afectados por el «todo incluido», la culpa no es de nadie, «simplemente se han dado una serie de circunstancias que han obligado a las agencias a vender a cualquier precio, y la única forma que han encontrado es esta; cada uno lucha por sus intereses y si ellos logran vender con este tipo de ofertas ahora es el momento de que nosotros contrarrestemos y encontremos la forma de hacer que vengan a nuestros locales», comentó Ricard Plà.

La culpa, dicen algunos propietarios de bares y restaurantes con terraza en esa zona, es de las agencias de viajes que han ofertado el ya famoso «todo incluido» y eso hace que los turistas, aprovechando que si se toman algo en el hotel no lo tienen que pagar porque ya lo han pagado con el paquete turístico, no se paran a consumir en otros establecimientos.

Algunos empresarios y trabajadores de establecimientos de oferta complementaria aseguran que no pueden hacer nada para atraer a los turistas. Daniel Montoya, camarero en una de las terrazas situadas en la Platja de Palma, asegura que «es muy difícil competir con ese tipo de oferta. Si puedes consumir lo que te plazca sin tener que pagar más, lógicamente no vas a tomar lo mismo en una terraza para tener que pagar». El malestar entre los propietarios de los locales de la zona es considerable. Hay que tener en cuenta que duarnte este mes obtienen gran parte de los ingresos del año, y las agencias de viaje, al ofrecer este tipo de ofertas, provocan que los locales dejen de ganar mucho dinero.

Lo cierto es que la imagen algunas terrazas de la Platja de Palma no invitaba al optimismo. Mucha gente paseando, pero eran pocos lo que se sentaban a tomar algo en alguna de las cervecerías o bares.