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El centro de Campos se convirtió anteayer por la noche en el escenario de pruebas del Gran Prix gracias a la celebración de la fiesta Panxa Roja que reunió a más de 500 jóvenes de la localidad.

La plaza del Ayuntamiento albergó el traspaso de «poderes» entre la quinta saliente de 2004 y la entrante de 2005. La fiesta empezó sobre las 23.00 horas con una batucada y juegos de fuego con malabares a cargo de un grupo de jóvenes del pueblo. La primera prueba a superar fue la de calibrar las fuerzas entre las quintas por medio del juego de tirar cuerda, en la que ganaron los quintos de 2005 cumpliéndose el primer requisito para coger el relevo para poder cantar sales el día de Pascua del año que viene. Para completar la faena, los quintos entrantes tuvieron que coger un pañuelo rojo atado en la cima de un palo enjabonado en el centro de la plaza del Ayuntamiento. Como exige la tradición, bastaron sólo unos segundos para que los quintos consiguiesen su objetivo.

Otra de las pruebas más espectaculares de la noche fue la de deslizarse boca abajo con la barriga por una gran plataforma de plástico para medir cuál era el quinto que llegaba más lejos gracias a su barriga.

Una de las novedades de este año fue la colocación de una piscina con fango y paja mezclada, donde en su interior los quintos debían encontrar cada una de las letras que conforman la palabra «quintos» para poderla superar.

Al acabar las pruebas, superadas con éxito por la quinta entrante, la plaza albergó hasta las cuatro y media de la madrugada la fiesta de la espuma acompañada de Dj's que animaron en todo momento a los centenares de jóvenes campaners que se dieron cita en la fiesta anual de la Panxa Roja de Campos. G. Mas