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La Comisión Europea ha decidido en fecha reciente abrir expediente a nuestro país por el escaso respeto que aquí se muestra a la hora de cumplir determinadas normas relativas a la protección del medio ambiente. Un aspecto en el que desgraciadamente nos hallamos a la cabeza de los países de nuestro entorno. La advertencia europea, a la que seguirá la denuncia ante el tribunal correspondiente, se refiere por encima de todo al incumplimiento de lo establecido en lo concerniente al tratamiento de aguas residuales, por más que también afecta a lo tocante a vertederos y a construcciones en proyecto sin el correcto informe sobre impacto ambiental.

El de las aguas residuales es un problema ya enquistado. En la España moderna de nuestros días, increíblemente existen aún 70 ciudades de más de 15.000 habitantes que incumplen la normativa europea sobre tratamiento de aguas residuales. Hablamos de ciudades como La Coruña, como Orense, como por ejemplo Algeciras, un municipio en donde viven más de 100.000 personas y en el que las aguas fecales sin tratar son vertidas directamente al mar. En las Canarias -siempre la falta de respeto al medio ambiente acompañando a la industria turística-, se han detectado alrededor de 60 emisarios submarinos que vierten su contenido al mar sin ser objeto del más mínimo tratamiento. Es éste un problema al que otros países europeos han hecho frente desde hace años, obteniendo resultados más que satisfactorios.

¿Por qué no ocurre lo mismo aquí? Probablemente porque las distintas administraciones, por mucho que teóricamente estén dispuestas a atender a cuestiones medioambientales, las continúan considerando como de segundo orden. Aquí falta infraestructura política, por así decirlo, para enfilar asuntos de los que con carácter inmediato no se deriven resultados espectaculares.