Soluciones para el sector turístico es lo que exigieron a voz en
grito por las calles de Palma trabajadores del gremio -apenas 400-
convocados por los sindicatos UGT y Comisiones Obreras. Un lema
ciertamente poco concreto que resulta prematuro cuando, en
realidad, los problemas a los que tendrían que aludir esas
«soluciones» todavía no se han materializado. Es cierto que al
comienzo de la temporada las cosas no pintaban demasiado bien para
el turismo balear, pero no lo es menos que finalmente parece que
las cifras cuadran.
Otra cosa es que la temporada, como siempre, ponga punto y final
en breves fechas y empiecen a echar el cierre la mayor parte de los
hoteles y negocios de oferta complementaria.
Porque a eso también se referían los manifestantes, reclamando
«hoteles abiertos todo el año». Una proclama tan bonita como ilusa.
Si nuestro producto se basa en el sol y la playa, ¿cómo podremos
llenar los hoteles en invierno? Y si están vacíos, ¿qué empresario
será capaz de mantenerlos abiertos?
Lo que la manifestación puso de relieve es la necesidad de
abordar el asunto con seriedad, lejos de las proclamas y de las
pancartas. Es en los despachos donde deben celebrarse reuniones,
diálogo y mucha iniciativa para completar el modelo turístico
balear con nuevos productos que garanticen de una vez por todas
cierta desestacionalización del turismo en las Islas.
No es fácil, todos lo sabemos. Pero tampoco se conseguirá con
manifestaciones y crispación. Los trabajadores quieren defender sus
derechos y hacen bien, pero el asunto es profundo, complejo y digno
de ser acometido a largo plazo, con todos los elementos implicados
y sin cortapisas de ninguna clase.
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